Asunción Gómez-Pérez: «Es necesario que formemos mentes críticas y creativas»

La última de las revoluciones tecnológicas, aquella que está produciéndose desde la irrupción de la inteligencia artificial generativa, todavía genera dudas, preocupaciones e inquietudes. Especialmente, entre las profesiones creativas, que temen que el desarrollo de la tecnología reemplace el trabajo que hasta ahora estaba en manos de personas. Sin embargo, , Asunción Gómez-Pérez, catedrática en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y miembro de la Real Academia Española desde 2023, lanzaba ayer un mensaje tranquilizador en la ponencia 'La lengua Española e Inteligencia Artificial: retos y oportunidad': «Confío mucho en la aplicación del reglamento», sostenía, además de afirmar que «la tecnología no está para reemplazar al creador cultural».

La académica hizo un repaso por las formas en las que la RAE, una institución aparentemente ajena al desarrollo tecnológico, está implementando nuevos procesos ayudada por esta tecnología. Se trata del proyecto LEIA, Lengua Española e Inteligencia Artificial, que tiene como objetivo «procurar que se enseñe un español correcto a las máquinas» y «que seamos capaces de desarrollar herramientas que ayuden a los humanos a adquirir un buen uso del español». El proyecto, financiado por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, pretende transformar todos los materiales de la Real Academia y migrarlos a la nube para «permitir una interacción máquina-máquina», es decir, que los dispositivos informáticos 'aprendan' de materiales correctos y supervisados por la institución.

No es ningún secreto que las herramientas de inteligencia artificial generativa (la más famosa, 'ChatGPT') cometen errores, cuyo nombre técnico son 'alucinaciones'. Gómez-Pérez explicaba ese proceso argumentando que «estos modelos se construyen a partir de grandes volúmenes de documentos que tienen palabras». A partir de ahí, se crean «modelos matemáticos que tienen números» y, cuando nosotros hacemos una pregunta, «tienen que volver a generar palabras».

Un proceso en el que lenguaje y computación se entremezclan y que la institución de la lengua española está intentando corregir a base de entrenar al modelo con una gramática correcta, pero cuyo procedimiento tampoco está exento de polémica, pues se alimenta de creaciones culturales «sin autorización ni remuneración». Un problema en el que la catedrática reconoce que ya se está trabajando a través de un reglamento europeo que exigirá que estas herramientas «tengan un índice donde muestren y reflejen esas bases de datos o esos textos que han utilizado para su entrenamiento».

Uno de los puntos más conflictivos, el del futuro de las profesiones creativas, fue donde esta profesora de universidad más quiso insistir, despejando las dudas sobre si seguirá siendo necesaria la intervención humana. En su experiencia, la inteligencia artificial y la creatividad se entremezlan en un «círculo vicioso»: defiende que la creación cultural ayuda a la inteligencia artificial pero al mismo tiempo «la IA tiene que ayudar a la creación cultural». Eso sí, para ello, «el creador debe formarse sobre tecnología. Tenemos que ir a cierto tipo de perfiles híbridos donde el tecnólogo sepa de creación». Y va más alla: «El futuro va a depender de cómo enseñemos a los niños a utilizar esta tecnología. Es necesario que formemos mentes críticas y creativas», zanjó.

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