PPLL
Lunes, 28 de mayo 2012, 00:23
El pitido del árbitro, después de casi más de cinco minutos de prolongación, resonó como una bofetada en un Suárez Puerta abarrotado. Los jugadores del Real Avilés cayeron al suelo sumidos en la más absoluta desolación, mientras que los del Coria daban saltos de alegría y festejaban su clasificación para la siguiente ronda de las eliminatorias de ascenso a Segunda División B. Cuatro mil aficionados aplaudieron a los dos equipos, rabiaron por dentro al ver cómo el Avilés quedaba eliminado, y se quedaron con el esfuerzo y las lágrimas de muchos de los integrantes de la plantilla blanquiazul. Todo ello tras un partido en el que el Avilés enseñó una de sus peores versiones
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