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ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI
Domingo, 18 de marzo 2012, 12:24
Es una de las calles más insólitas de la ciudad asturiana. Viene del siglo XIII, cuando los franciscanos arribaron a Avilés y se instalaron en las afueras de la villa, extramuros, construyeron su convento bautizado San Francisco del Monte al estar en un pequeño promontorio boscoso, próximo a la puerta de la muralla de Cimadevilla, hoy calle de La Fruta.
Consta ya en el libro de acuerdos municipales, en 1598, nombrada como La Canal, porque las aguas que abastecían Avilés desde Valparaíso discurrían, aquí, por una canaleta a cielo abierto, hacia el recinto amurallado. Siglos después fue calle General Lucuce (1903), Pablo Neruda (octubre de 1934), José Antonio Primo de Rivera (1938) y desde 1979 San Francisco.
Es la única rúa avilesina que mantiene soportales, continuados, en toda su extensión, en la acera de la derecha, la única que reúne viviendas particulares. Los soportales acogen, mayormente, negocios hosteleros, pero la excepción está en una tienda de comestibles tradicional, llamada con justicia La Colosal (1932). Una gozada, donde hay de todo.
En la acera izquierda solo hay un palacio, una fuente y una iglesia.
Entre los edificios números 2 y 16, los arquitectos Manuel del Busto y, principalmente Antonio Alonso Jorge, trazaron hace casi cien años y para admiración general, magníficos edificios donde abunda el modernismo, en cantidad, y calidad sin faltar el art deco. Los soportales son de una grandeza impresionante y terminan, como la calle misma, adelgazando en altura y anchura, y afilándose hacia un estilo tradicional para penetrar como un delicado puñal en Álvarez Acebal, esa plaza que te emplaza en Avilés.
Y frente a todo este conjunto, el más importante de la arquitectura avilesina de principios del siglo XX, están poderosas señales de la identidad histórica de la villa. Desde el lateral del palacio Ferrera, de estilo barroco tempranero o renacentista tardío, que tanto me da, que me da lo mismo, hasta la fuente de San Francisco de seis caños y cuatrocientos años. O la portada principal del aquel antiguo convento, de hace ocho siglos, hoy parroquia de San Nicolás de Bari.
Difícil, encontrar, en cualquier ciudad, tanta calidad histórica y constructiva- en tan escaso recorrido métrico.
Así que con tales prodigios, no extrañe, que famosos creadores cinematográficos hayan tomado esta calle. Citaré, por ejemplo, a dos premiados con un Oscar de Hollywood. Ambos filmaron secuencias en ella: el español José Luis Garci (tanto en su película Youre the One, como en Luz de domingo) y el norteamericano Woody Allen (en Vicky Cristina Barcelona).
Un plató, este de la calle San Francisco, con una milagrosa potencia icónica, tremenda, espectacular
Homérica.
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