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Los repetidos puntos negros de la N-634 han sido señalizados. :: N. ACEBAL
La vieja Nacional 634
Oriente

La vieja Nacional 634

MIGUEL ROJO mrojo@elcomerciodigital.com

Domingo, 24 de enero 2010, 03:21

La Carretera Nacional 634 es una vía terrestre que discurre entre el barrio de Recalde, en San Sebastián, y la histórica Santiago de Compostela a lo largo de toda la costa cantábrica. Su longitud es de más de 730 kilómetros y tiene doble sentido. Durante años, para los vecinos del Oriente asturiano, esta carretera era conocida a secas como 'la nacional'. La auténtica vía de comunicación de todos los concejos de la comarca con la capital, Oviedo, y la salida de la región hacia Cantabria. Pero además, desde tiempos inmemoriales, esa vía convertía en lugares de paso las localidades por las que pasaba. Camino de Santiago para muchos, acercaba a los peregrinos hacia Covadonga y después seguía hacia la catedral ovetense, a la sede del Salvador.

Durante muchos años, el transcurrir de vehículos por esa carretera ayudó a crecer a las villas más importantes del interior. Infiesto, Arriondas y la cercana Cangas de Onís, que aunque ya fuera de la N-634 queda en su área de influencia y es su principal vía de salida hacia la costa y hacia el centro de la región. A lo largo de todo el siglo XX, y vinculada a la línea de ferrocarril que discurre paralela a ella, la nacional traía prosperidad y en sus márgenes crecían negocios de hostelería, pequeñas tiendas y una industria que favorecida por las únicas comunicaciones se asentaba en las cercanías de la misma.

En la última parte del siglo pasado, la abundancia de tráfico obligó a realizar importantes reformas en la misma. Las más importantes fueron las variantes de Infiesto y Arriondas, que sacaban el discurrir de la carretera de las capitales de concejo. Los camiones atravesando las villas no daban muy buena imagen al creciente turismo que buscaba asentarse en la zona. La polémica no se hizo esperar, puesto que hubo movimientos vecinales que se oponían a

aquellas circunvalaciones, temerosos de que éstas se tradujesen en menos clientes para sus negocios.

Pero el mazazo definitivo a buena parte del interior del Oriente asturiano vino con la autovía del Cantábrico. La disyuntiva de un trazado por el interior, preservando la costa, siempre estuvo presente, pero la influencia de Gijón, que anhelaba convertirse en parte esencial del itinerario entre Galicia y Cantabria, hizo que finalmente se escogiese un trazado costero. Viajando desde Galicia, en vez de acercarse a la capital y continuar por el interior a través de Siero, Nava, Piloña y Parres, la A-8 gira hacia el Norte y, tras rodear Gijón, atraviesa Villaviciosa, Colunga, y Caravia para confluir de nuevo en Ribadesella con la vieja nacional. Esta circunstancia supuso un cambio radical para la comarca, acercando los flujos de visitantes a las villas costeras, provocando un crecimiento urbanístico en zonas como Llanes, Ribadesella, Caravia o Colunga y dejando parcialmente en la estacada a las villas interiores, que veían cómo sus negocios de carretera empezaban a notar el bajón de potenciales clientes, cómo dejaban de ser lugar de paso y cómo empezaban a perder población en la mayoría de los casos. Desde entonces, la Autovía del Cantábrico se ha llevado todos los honores. Todas las inauguraciones de los diferentes tramos salían en los periódicos, mientras la vetusta nacional, allí por donde aún discurría, seguía siendo una carretera del siglo pasado.

Los alcaldes de los concejos del interior, de diferentes grupos políticos de los Ayuntamientos, han ido pidiendo -con la boca más o menos pequeña- que la vieja nacional se transformase también en autovía. De esta forma se solucionaría la alta peligrosidad de la carretera de doble sentido, con cientos de accidentes -muchos de ellos mortales o con heridos de gravedad- en los últimos años a través de su recorrido. Casi cada curva desde Carancos hasta Arriondas guarda en su recuerdo el nombre de algún joven de la comarca, fallecido en ese tramo de asfalto. Pero esa solución planteba un problema. El trazado entre Lieres (donde la autovía A-64 se desvía hacia Villaviciosa para unirse a la del Cantábrico) y Arriondas no parecía demasiado complicado. El amplio valle del río Piloña sería cercenado por la nueva infraestructura, pero no había problemas de espacio. Sin embargo, acercar la futura autovía desde Arriondas a la costa suponía arrasar las riberas del río Sella. La llamada autovía del Sella era, sin embargo, la apuesta del Partido Popular, con el ministro Francisco Álvarez Cascos a la cabeza. Una opción que recibió una enorme oposición vecinal, y política por parte del PSOE. Una polémica que aún no está cerrada, y a la que los socialistas, apoyándose en una propuesta de sus socios de Izquierda Unida, han buscado alternativa: un túnel que atraviese la sierra del Sueve y comunique Arriondas con Colunga, con la autovía costera. Una alternativa que, eso sí, en principio se plantea como de doble sentido, no como una autovía, y que cerraría las puertas de nuevo a una posible ampliación de dos carriles entre Lieres y Arriondas. Porque, ¿qué sentido tiene hacer una autovía que no tenga salida hacia ningún sitio?.

Desde Ribadesella hasta Llanes la vieja nacional ha sido fagocitada casi en su totalidad por la autovía del Cantábrico. Sólo se asoma en diferentes puntos para dar servicio a algunas localidades entre ambas capitales de concejo. Pero después vuelve a resurgir con fuerza una vez pasado el temible cruce de La Arquera, cuando la A-8 se transforma de nuevo en nacional, pero esta vez con todos los flujos de tráfico acumulados sobre su sinuosos trazado entre pueblos, cruces flanqueados por pasos a nivel, límites de velocidad, accidentes y caravanas. Esa es la firma del tramo entre Unquera y Llanes. La salida por carretera de Asturias, sigue siendo la vieja nacional. Las obras de la A-8 avanzan, pero lentitas. El ritmo de trabajo no es el deseable, y el bajón en la actividad económica se ha notado también en el avance de los obras. Muchas empresas de transportes y servicios relacionados con la construcción de la autovía siguen teniendo dificultades económicas, algunas de ellas planteando expedientes de regulación de empleo o dejando en la calle a parte de sus trabajadores.

Mientras se acaba y no la autovía, la N-634 sigue siendo la principal salida y entrada de mercancías y personas en el Principado desde el Este. Y para viajar desde Oviedo o Gijón a cualquier punto de Europa (Francia, Italia, Alemania, Suiza...) el tramo entre Unquera y Llanes es el único que se encontrará de doble sentido en todo su recorrido. El último embudo hacia Europa para los asturianos. El tránsito de vehículos a través de las localidades de Llanes y Ribadedeva, hasta abandonar la región, obligan a mantener límites de velocidad de entre 50 y 80 kilómetros por hora en buena parte de sus 22 kilómetros y medio, y la transformación de los dos carriles por sentido en uno solo causa habituales retenciones en sus dos extremos. Los accidentes por alcance son también habituales, así como los que se producen en los diferentes cruces.

Los vecinos de esta zona, así como la que va desde Piloña a Ribadesella, vienen reclamando una mejora integral de la vía desde hace años, o una transformación en autovía. Y aunque se han realizado constantes mejoras, la mayoría no dejan de ser parches a unas heridas causadas por el tiempo y el caso omiso de las reivindicaciones. La N-634 es una carretera condenada a morir, pero lleva años agonizando.

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