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«La revolución ha llegado a través de la sostenibilidad»
Belén Moneo | Arquitecta

«La revolución ha llegado a través de la sostenibilidad»

Belén Moneo (Madrid, 1965) estudió Historia del Arte y Artes Visuales en Harvard y un máster de arquitectura en Columbia. Hija y nieta de arquitectos, trabaja desde su propio estudio en diseños de urbanismo, interiorismo y paisaje. Hablamos con ella de cómo será la ciudad del futuro.

jOSÉ Antonio guerrero y Álvaro Ybarra Zavala

Texto | Foto

Martes, 15 de noviembre 2022

Belén Moneo Feduchi –nieta de Luis Martínez-Feduchi, coautor del icónico edificio Capitol de la Gran Vía madrileña, e hija de Rafael Moneo, primer español en ganar el Pritzker de Arquitectura– llega a pie al estudio madrileño que comparte con su pareja, Jeff Brock, al que conoció cuando estudiaba un máster de arquitectura en la Universidad de Columbia tras haberse licenciado en Bellas Artes e Historia del Arte en Harvard. Optimista por naturaleza, entusiasta de la bici y del 'coche de San Fernando', Belén ofrece su receta ante los desafíos del cambio climático en las ciudades. Y no es un ladrillo.

- Estamos en 2042 y le encargan diseñar una ciudad… ¿Por dónde empezamos?

- Lo maravilloso de las ciudades es que han crecido a partir de las distintas arquitecturas que cada civilización ha ido incorporando. Lo ideal sería transformar las ciudades, no empezar de cero. Ese poso de conocimiento, de historia, de lenguaje arquitectónico y de espacios públicos que ya tenemos es muy valioso. La ciudad de dentro de 20 años es la de hoy con algunas mejoras. En esa ciudad tendremos un 60 por ciento menos de vehículos en las calles. Podremos ir andando o en bici porque en media hora abarcaremos un amplio territorio; tendremos un transporte público excelente; el coche será eléctrico y compartido. No habrá ruido ni contaminación…

- ¿Qué haremos con tanto parking subterráneo?

- Serán plataformas logísticas de carga y descarga desde las que se podrán hacer repartos de último kilómetro en bicicletas equipadas.

- ¿Y todo ese asfalto de espacio público que va a quedar libre?

- Lo ideal sería renaturalizarlo. Generar un gran parque continuo, tapizado y permeable, cuyo subsuelo podría reducir hasta cuatro grados la temperatura en verano. Tendríamos ciudades más arboladas, más frescas y más saludables.

- Los expertos climáticos pronostican para dentro de 20 años más calor y menos agua.

- No podemos permitir que nuestra agua de lluvia se vaya por la alcantarilla. Hay que reconducir el agua y reusarla. En México están haciendo pequeñas balsas con la topografía para retener el agua y esta estrategia se podría trasladar a muchos lugares de nuestra geografía, incluso a pequeña escala, para que el agua se mantenga en el subsuelo en lugar de desperdiciarse.

- Imaginemos ahora los pisos. Dentro de 20 años…

- Se va a construir menos, hay ya mucha vivienda y edificación construida. Pero mucha está en mal estado, debemos concienciarnos y centrarnos en la rehabilitación de edificios.

- ¿Seguiremos queriendo ser propietarios?

- Habrá más alquileres. La gente joven no quiere ser propietaria de un piso o de un coche… no quieren 'poseer' muchas cosas, y esa tendencia es positiva.

- ¿Qué va a pasar con los gigantescos centros comerciales?

- No vamos a seguir construyéndolos porque compraremos más on-line. Además, cuando nos apetezca ir de compras, no elegiremos el centro comercial. Nos hemos dado cuenta de que nos gusta mucho más pasear por las calles, ver los escaparates y disfrutar del espacio público exterior. Estos edificios gigantes tendrán que reprogramarse y buscar otros usos: espacios de coworking, gimnasios, centros de logística… También podrían ser naves de cultivos hidropónicos, sin tierra y de riego por goteo.

«Demoler está en nuestro futuro. Hay que demoler muchas edificaciones de mala calidad y las que dañan el entorno natural»

- ¿Los cascos históricos serán lugares exclusivamente turísticos?

- Si se convierten en parques temáticos, habremos fracasado porque la ciudad dejará de ser interesante hasta para los que vengan a verla. La ciudad es mucho más atractiva cuando la energía que se respira es la de los residentes… hay fórmulas para evitar que el éxodo se produzca y conseguir que el centro siga siendo de la gente local.

- ¿Por ejemplo?

- Los gobiernos locales han de ayudar a que los residentes se queden; por ejemplo, facilitándoles plazas de los aparcamientos públicos y el transporte público de esa zona.

- ¿La revolución en la arquitectura va a venir por el diseño, por los materiales, por las estructuras?

- La revolución en la arquitectura ya está aquí, y ha llegado a través de la sostenibilidad. Los arquitectos estamos empezando a cuestionarnos todo lo que hacemos desde cero. Necesitamos repensar cómo se construye un edificio, qué energía se usa en producir sus materiales, cómo se calcula la huella de carbono del edificio y cómo se deconstruye para que esta sea mínima. Este cálculo se va a trasladar a muchas de las acciones y objetos de nuestra vida para intentar evitar el acabar con los recursos del planeta. Tenemos que contar con el apoyo de las administraciones, que son las que legislan, y de la sociedad.

- ¿Urbanismo vertical u horizontal?

- Vertical. Es más sostenible. Nueva York es una de las ciudades más sostenibles porque ocupa menos territorio y menos recursos. Una torre donde hay mil personas equivale a 250 casas con jardín. Es vital que la construcción de ese edificio sea sostenible. Se está volviendo a pensar en usar estructuras de madera. El hormigón y el acero no van a desaparecer, pero su uso va a ser más racional. Una novedad de nuestros proyectos son las fachadas captadoras de energía solar.

- Hay arquitectos que hablan de construir ciudades en el espacio en 50 años… ¿Ciencia ficción?

- Me encanta imaginar que eso podría ocurrir, pero requeriría demasiados recursos para que pudiese ser sostenible. ¡Hay tantas cosas que tenemos que arreglar en este planeta antes de poder gastar recursos en algo así!

«Necesitamos ciudades más arboladas y frescas. Y no podemos permitir que el agua de lluvia se vaya por la alcantarilla. Hay que reutilizarla»

- ¿Seremos capaces de devolver a las costas españolas su encanto natural incluso atreviéndonos a derruir lo mal construido?

- Demoler está en nuestro futuro, sin duda alguna. Hay que demoler muchas edificaciones de mala calidad arquitectónica y aquellas que dañan el entorno natural valioso, ¡muchísimas!

- El Algarrobico sigue ahí.

- Nadie ha dado valor a nuestro paisaje y hemos construido sin pensar en las consecuencias. Todavía no tenemos figuras claras para protegerlo. ¿Por qué se hacen autopistas destrozando valles, montañas y parajes únicos? Debería ser obligatoria una supervisión de los proyectos de infraestructuras y una colaboración con otras disciplinas: paisajistas, biólogos, agrónomos, arquitectos… y hacer un proyecto paisajístico asociado para que queden integrados en su entorno.

- Se ha cifrado en 750.000 millones de euros la reconstrucción de Ucrania…

- Es una buenísima oportunidad para construir de una manera más sostenible. Hace años que se estudia la industrialización de las casas para que se construyan con piezas que se ensamblan. Se puede reconstruir Ucrania con un sistema industrializado: muros 'sándwich' que vienen de fábrica con la fachada terminada, con las ventanas y el aislamiento térmico incluidos, y cuyos materiales tienen una huella de carbono pequeña.

- ¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado su padre?

R. Me ha dado muchos muy buenos; por ejemplo, el procurar transformar en algo positivo un tropiezo en una obra.

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