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BORJA PINO
Martes, 3 de junio 2014, 03:44
La penuria económica, la contaminación medioambiental y la cada vez mayor frecuencia de desórdenes alimenticios han disparado la proliferación de huertos urbanos en ciudades de todo el mundo. Avilés no es ajena a esta tendencia, y ayer, en el Palacio de Valdecarzana, la ingeniera forestal alemana Anja Konrad (Munich, 1974) analizó el impacto de esta iniciativa en la charla inaugural de la Segunda Semana de Ecovivencias que organiza Mavea y otros grupos ecologistas.
-Parece que el campo vuelve a atraer la atención de la sociedad.
-Eso nunca se ha perdido del todo, y el esfuerzo por traer el campo a las ciudades no es nuevo. Los orígenes de los huertos urbanos se remontan al siglo XIX, en plena Revolución Industrial. Eran una forma de que los trabajadores, explotados, mal pagados y literalmente muertos de hambre, tuviesen algo que comer.
-¿Y se mantiene esa intención original de supervivencia?
-En algunos lugares sí; sobre todo, en tiempos como los actuales. Pero el verdadero impulso de esta idea tal como la conocemos se produjo en los 80 del siglo pasado, como una respuesta a la polución y a la importación masiva de productos extranjeros. La gente quería comer algo sano y propio.
-¿Habla de un fin reivindicativo?
-Exacto. Los huertos urbanos no sólo satisfacen la necesidad de disponer de alimento o de tener un empleo; también son una forma de reivindicar el cuidado del medio ambiente.
-¿Y en qué situación se encuentra esta realidad en España?
-Hay de todo. En las grandes ciudades, sobre todo donde hay más inversión para el ocio, abundan, pero en lugares como Avilés aún están en sus primeras fases. Además, es un modelo muy clásico, orientado fundamentalmente a jubilados.
-¿Pero la crisis no ha alterado esa dinámica?
-Hasta cierto punto, porque cada vez hay más gente joven desempleada que solicita gestionar un huerto. Pero todavía queda mucho camino por recorrer. Sólo hay que pensar que en Estados Unidos o en Canadá hay edificios que se alimentan de lo que producen sus huertos.
-¿Cree que este modelo sobrevivirá con el fin de la crisis?
-Sin ninguna duda. El boom que se está viviendo desde hace dos años es enorme, y eso no va a parar.
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