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MARÍA LASTRA
Domingo, 1 de junio 2014, 17:24
La losa es el punto de referencia de La Ascensión, pero no el único. La plaza de Porlier y la de la Catedral son otros dos los escenarios, junto a la feria ganadera de Llanera, donde la actividad es continua este fin de semana. Las bajas temperaturas o la lluvia en momentos puntuales del día no fueron impedimento para que la gente saliera a la calle. Abrirse hueco o acercarse a alguno de los puestos, era casi imposible a determinadas horas del día.
El Antiguo se viste de trabajo, 'folixa', y sobre todo buena comida con sabor de antaño y trucos de hoy. Casadielles, bollos preñaos, empanada o dulces, entre otros muchos puestos, donde destacan, como cada año, las colas que se amontonan frente a los tortos. Como dice Juan López «pasar por aquí y resistirse a estos olores es casi imposible», cuenta mientras come un torto de picadillo con cabrales, que asegura está «de vicio». Todavía no son las dos de la tarde, pero «el hambre ya aprieta, y hoy el plato de potaje lo cambiamos por esto, que un capricho de vez en cuando no está mal». No es la única opción gastronómica para elegir. Otra de ellas es la de Beatriz Vázquez Seoane, que desde hace 7 años trae desde Infiesto sus pizzas elaboradas con pan en horno de leña. El de La Ascensión es un mercau astur que no se pierde. «Es una tradición ya de Oviedo, que se merece toda la expectación que tiene porque es uno de los mercados más cuidados estéticamente, y donde cada uno tiene su margen de venta porque las propuestas son muy variadas».
Pero no todo es comida. En un paseo por la catedral uno encuentra navajas de Taramundi, velas y jabones artesanales, decoración con motivos asturianos, y una amplia gama de complementos. Como los de Casilda Riu, una de las responsables de que este mercado viera la luz. «Es una idea que fraguamos en casa, que resultó y que llevamos a otras partes de Asturias». Vecina de Nava «pero bastante carbayona», vende junto a Breza Cecchini bolsos, carteras o broches inspirados en la naturaleza, como dejan claro con su lema 'donde los árboles se abrazan'.
Los que también disfrutan seguro son los niños. Animales, paseos a burro, juegos, malabares y tiovivos de madera, que hacen las delicias de los más pequeños. Podrán visitarse hasta las 21 horas.
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