Secciones
Servicios
Destacamos
A. INGUANZO
Lunes, 26 de mayo 2014, 05:49
Se trata de una extraña mutación genética que no suele darse en demasiadas ocasiones alrededor del mundo, aunque en Cangas de Onís se está convirtiendo en algo habitual. Esta pasada primavera llegaba al mundo un pequeño canguro albino, el último de un grupo de seis, que en total han nacido ya en cautividad en el zoo La Grandera, de Soto de Cangas. El pequeño ejemplar tiene a penas unos meses de vida y desde hace algunas semanas comienza a hacer sus primeras salidas desde la bolsa de su madre.
Los canguros llegaron al zoo cangués hace unos quince años. Cinco años después nacía el primer ejemplar albino que, tras sufrir un accidente y caerse de la bolsa materna, fue repudiado por su madre y el personal del centro fue incapaz de sacarlo adelante con alimentación artificial ya que, para estas crías, es necesaria una leche especial que sólo fabrican en Estados Unidos y Australia. Tras él llegaron otros dos, que también terminaron lamentablemente falleciendo y, en la actualidad, hay otros dos ejemplares adultos, uno de ellos hembra, cuyas crías no portan este gen.
En La Grandera vive la especie de canguro conocida como de Bennet, cuyo pelaje característico es de un color gris pardo. Por eso, cuando hace algunas semanas comenzaba a asomar la cabecita del nuevo bebé empezaron las sospechas de que podrían haber llegado uno o incluso dos nuevos 'zanahorios', que así es como cariñosamente les llaman sus cuidadores por el color rojizo que tienen sus ojos. Y es que al recién nacido aún nadie le ha bautizado.
El periodo de gestación de los marsupiales es muy breve. Nacen siendo aún embriones y su madre los introduce en su bolsa o marsupio donde, agarrados a la glándula mamaria, terminan su desarrollo sin salir al exterior. En su caso, los canguros albinos son ejemplares hacia los que es necesario prestar bastante más atención en relación al resto. «Son bastante más delicados. Como a cualquier individuo albino, sea de la especie que sea, les molesta enormemente la luz del sol, por lo que suelen tener una mayor actividad en horas nocturnas, sobre todo cuando alcanzan cierta madurez», explica el propietario del zoo, Ernesto Junco. En sí mismos, los canguros son animales delicados de cuidar. «Comen mucho y además les gusta la hierba verde».
Casi único en el mundo
El nacimiento del pequeño bebé albino, aunque en Cangas se está convirtiendo casi en algo habitual, es una extraña mutación de la que se conocen pocos casos alrededor del mundo. En 2012, una cría de esta misma especie de canguro de Bennet sorprendía a los visitantes del zoológico 'Jardín de la Naturaleza, en Hungría. A finales de 2013 fue encontrado en el parque nacional de Namadgi cerca de Canberra, en Australia, un ejemplar de unos dos años de edad. Los responsables de esta reserva temían por su subsistencia ya que los expertos aseguran que estas criaturas son una presa fácil para los depredadores y, por lo general, tienen una vida bastante corta. Las noticias emplazan en Alemania los últimos nacimientos de canguros albinos y, en España, son casi inexistentes los ejemplos que se conocen además de los cangueses. En el zoo cangués se esperan con gran expectación los primeros pasos del pequeño fuera de la bolsa materna, ya que hasta el momento «se está haciendo un poco el remolón».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.