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«En el herbario del padre Laínz está representado el 90% de la flora española»
Luis Carlón Ruiz | Técnico investigador del Jardín Botánico

«En el herbario del padre Laínz está representado el 90% de la flora española»

«En los tres últimos años hemos documentado medio centenar de especies hasta ahora desconocidas en Asturias»

LUCÍA RAMOS

Miércoles, 21 de mayo 2014, 02:40

Pese a que conlleva mucho trabajo entre archivos y probetas, la suya sigue siendo una profesión romántica. Luis Carlón y sus compañeros botánicos continúan participando el salidas y expediciones que les llevan por diferentes parajes en busca de nuevas especies vegetales que estudiar, archivar y catalogar en uno de los archivos más completos de España, el herbario del padre Laínz. Sus cerca de 45.000 ejemplares, algunos de principios del siglo XIX, pueden llevar a pensar que se trate de un archivo situado en una gran ciudad, como Madrid o Barcelona, pero lo cierto es que está mucho más cerca: en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón.

Tras casi una década participando en los trabajos de restauración y catalogación del herbario del jesuita Manuel Laínz Gallo, residente en Gijón desde 1956, el biólogo Luis Carlón acaba de presentar -obteniendo la máxima calificación- una tesis en la que detalla el contenido, la historia y la significación científica de la que es, sin duda, una de las principales colecciones del Botánico. Pese al intenso trabajo, Carlón lo tiene muy claro: cualquier aficionado a la naturaleza con pasión por las plantas puede colaborar y aportar nuevas muestras a esta extensa colección.

-¿Podría resumir el contenido de su tesis?

-En la primera parte hago una descripción del herbario, incluyendo también la biblioteca y el archivo reunidos desde 1945 por el padre Laínz, señalando qué ejemplares hay, de dónde son, quién los obtuvo, qué proporción de flora asturiana, española y europea hay o qué relevancia tiene, a efectos prácticos, el archivo. A continuación, a partir de las 90 carpetas de archivo documental que completan la colección, trato de ofrecer una reconstrucción de la historia de un herbario que a día de hoy sigue vivo, pero cuyas muestras más antiguas datan de la década de 1820.

Una ventana abierta

-O sea, que tiene un gran valor

-Este herbario es una ventana a través de la cual estudiar la historia de la botánica española de la segunda mitad del siglo XX, pero también las relaciones entre botánicos profesionales y aficionados, por ejemplo. La tercera parte es la más técnica y extensa. Se trata de un catálogo crítico exhaustivo de las 57 plantas descritas por Laínz como nuevas para la ciencia y de los 258 nombres que propuso para ajustar la nomenclatura de plantas descritas por otros botánicos.

-Cuando oímos la palabra herbario, muchos imaginamos un gran invernadero repleto de plantas, pero parece ser que no es así.

-Para nada. Las plantas interactúan con la luz y presentan una estructura que posibilita su prensado. De esta forma, mantienen sus principales características y se conservan en buenas condiciones, lo que permite estudiarlas y analizarlas durante mucho más tiempo. Así, un herbario es más parecido a un gran archivo, con sus armarios y cajas.

-¿Y qué tiene el del padre Laínz de particular?

-Bueno, con sus cerca de 45.000 ejemplares, entre los que está representado un 90% de la flora española, la más rica de nuestro continente con diferencia, y un 60% de las especies de Europa, se podría decir que este herbario es uno de los más completos del país. Este dato toma más fuerza cuando sabemos que la mayor parte de la colección fue recolectada por el padre Laínz, quien comenzó de forma bastante precaria, sin ayudas institucionales y prácticamente ningún medio de los que tenemos hoy en día.

Un archivo vivo

-¿Se podría decir que es como un museo vegetal?

-No me gusta demasiado ese término, pues siempre intento recordar a quien me escuche que éste es un archivo vivo, en constante crecimiento y evolución. De hecho, en los últimos tres años hemos documentado medio centenar de especies hasta ahora desconocidas en Asturias.

-¿Cómo las consiguen?

-Muchas muestras las cogemos los propios profesionales en salidas y expediciones, pero otra gran parte se la debemos a naturistas y montañeros aficionados que no dudan en colaborar con nosotros facilitándonos aquellas plantas que van encontrando en sus excursiones. Siempre digo que la botánica es una ciencia amable. No estamos hablando de física de partículas, sino de especies vegetales que cualquiera puede encontrar en la naturaleza y, aunque evidentemente tiene una parte más técnica de la que nos encargamos los profesionales, creo sinceramente que todo el mundo puede participar y ayudar a que el herbario crezca. Sin olvidar que el mismo está a disposición de todos los ciudadanos.

200 prototipos

-¿Cuál es el ejemplar más raro o valioso que poseen?

-Ambos términos son muy relativos. Por una parte, como parece que los años suman valor a cualquier objeto, se podría decir que los ejemplares más valiosos del herbario son aquellos que datan de fechas muy antiguas. Sin embargo, estas muestras no tienen gran relevancia científica. Desde este segundo punto de vista, creo que los cerca de 200 tipos nomenclaturales descritos por el padre Laínz a lo largo de su vida podrían considerarse como los ejemplares más valiosos de la colección. Se trata de prototipos, los ejemplares a los que cualquier persona del mundo debería acudir para comprobar si la planta que ha encontrado pertenece o no a la especie que supone. Sería algo similar al metro patrón que se conserva en en el Museo de Pesas y Medidas de París. Son muestras únicas.

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