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M. F. ANTUÑA
Domingo, 18 de mayo 2014, 03:57
Mauro Guillén (León, 1964) tiene uno de esos currículos que abruman. Director del Joseph H. Lauder Institute de la Universidad de Pennsylvania, se doctoró en Económicas por la Universidad de Oviedo y en Sociología por la de Yale, ha pasado por Princeton y Massachusetts, y esta semana regresó a España para ser jurado del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.
-Si España tiene talento, ¿por qué fallamos?
-Tenemos talento, siempre lo hemos tenido. Pero históricamente hemos fallado porque la economía estaba muy cerrada. En los últimos 200 años hemos sido un país que miraba hacia dentro. Puedes tener mucho talento, pero como no estés expuesto a la competencia internacional, nunca se pone a trabajar a pleno potencial. Desde que en 1986 entramos en la Comunidad Europea eso ha cambiado radicalmente. ¿Por qué todavía tenemos problemas? Porque aunque nos hemos abierto mucho al exterior, en España todavía hay muchos obstáculos para demostrar nuestro potencial. Mucho talento se nos va y otro se queda ahí pero se malgasta. Salvo en algunos campos, como la cinematografía, las artes y algunas especialidades científicas, pero no es suficiente para tirar del resto del país.
-¿Y cuál es la solución para que no se malgaste?
-En parte es una cuestión cultural, pero también institucional, de las reglas que tenemos. Si hablas con cualquier emprendedor siempre se está quejando de las trabas burocráticas. Si hablas con artistas, se quejan de falta de medios para organizar exposiciones o dinamizar el sector. En general, es una cuestión de cuáles son las reglas del juego e intentar retirar esos obstáculos.
-¿Somos víctimas de nuestros propios tópicos?
-Sí, por ejemplo, que somos un país de individualistas, cuando tenemos equipos en todos los ámbitos, deportes, artes, científicos, que funcionan muy bien y son de calidad internacional. Y luego está el mito de que España no es emprendedora, por supuesto que lo es, pero cuando desde pequeño te meten en la cabeza que lo más seguro en la vida es ser funcionario... Es un tema cultural, pero los valores van cambiando y creo que están evolucionando en la dirección adecuada.
-Usted trabaja en Estados Unidos, conoce bien su modelo, ¿en qué medida cree que conviene emularlo?
-Se pueden aprender cosas, no creo que el modelo americano se pueda reproducir en otra parte del mundo tal y como es. Pero hay un par de cosas que a mí me han llamado siempre la atención. Una es entender que el fracaso no es algo de lo que avergonzarse, es simplemente la demostración de que intentaste hacer algo. Aquí en Europa en general y en España en particular se estigmatiza a una persona que fracasa y allí no. Y eso se traduce en las leyes. La ley de bancarrota es tremendamente permisiva para el deudor en EE UU, porque lo que quieren es que te recuperes y que seas unan persona productiva en la sociedad.
-¿Cuál es la otra cosa que le llama la atención?
-La importancia del conocimiento. En España todavía no nos damos cuenta. En la economía del siglo XXI todo gira en torno al conocimiento. Aquí no estamos dando la importancia que tiene a escuela Primaria, a la Secundaria, a la Universidad... No estamos metiendo recursos, estamos recortando. Hay muchas cosas que reformar en el sistema educativo, pero yo creo que seguimos sin apreciar la importancia del conocimiento.
-Nuestro gran reto actual es acabar con el paro. ¿Tiene la respuesta para la pregunta del millón?
-Hay que distinguir entre tipos de parados. Uno son los jóvenes, esto es un drama tremendo, porque podemos tener una generación perdida. Luego están los mayores de 45-50 años, que tienen destrezas y habilidades que ya no son buenas para los nuevos puestos de trabajo que se pueden crear. Sobre estos dos colectivos hay que actuar dándoles formación. Y luego está la franja de edad que queda en medio, que estos sí van a tener más posibilidades cuando la economía empiece a recuperarse. La prioridad en estos momentos tiene que ser generar crecimiento económico, porque si eso ocurre tarde o temprano se empezará a generar empleo.
-Antes hablaba de talento. ¿Pagaremos la fuga cerebros?
-El problema no es tanto la fuga de cerebros, porque la mayor parte regresan y lo hacen con experiencia, el problema es que no estamos generando suficientes, es decir, la tasa de fracaso escolar sigue siendo elevadísima y las carreras en la Universidad son demasiado especializadas. Hay una percepción errónea en la sociedad española de que en el siglo XXI hay que especializarse, y eso es completamente falso.
-¿Y cuál es la realidad?
-Tienes que tener toda las destrezas generalistas y luego ya decidirás donde te especializas. Es decir, saber escribir bien, operar con números, pensar de manera abstracta. Esto es fundamental, y el sistema educativo no lo hace muy bien en este tipo de destrezas. Se ha quedado anquilosado en hace 50 años.
-Volvemos a la educación. ¿Aboga por un pacto de estado?
-Pues sí, pero lo que hay es recortes. Y es un error, puedes recortar en cualquier otra cosa, pero no en educación, eso es lo último.
-Usted es experto en internacionalización de empresas. ¿Qué nota le pone a las españolas?
-Hay empresas en situación muy buena porque han sabido reaccionar y cada vez están vendiendo más fuera de España, creando empleos aquí y vendiendo fuera. Es fundamental, cualquier decisión de política económica tiene que ser para que las empresas puedan vender fuera. Hay más de 2.000 empresas con presencia estable en el exterior, deberíamos tener aún más, pero la evolución es la correcta. En este sentido soy optimista, la empresa española sabe reaccionar, necesitamos más bien un cambio cultural, institucional y que Europa nos ayude a crecer a corto plazo. La economía tiene que crecer al 2 o al 3%.
-Parece que quiere decir que deberíamos cambiar el chip de funcionarios.
-Sí, cambiar la cultura, pero necesitamos el empujón de Europa porque estamos en un hoyo demasiado profundo.
-Al margen del paro y la educación, está el asunto de las pensiones. ¿Teme que el sistema haga crac?
-Hay que buscar alternativas al sistema público o buscar alternativas privadas, es decir, que la gente tiene que ahorrar más para su pensión. Dentro de treinta años con la demografía actual no se podrán mantener las prestaciones actuales, pero no creo que el sistema se venga abajo. Hay que darse cuenta de que las pensiones se pagan con los impuestos de los que están trabajando, lo que quiere decir que se necesita una economía muy dinámica y vibrante y sobre todo una demografía con suficientes jóvenes y en estos momentos no estamos teniendo niños.
-¿Apuesta por la tan criticada bajada de sueldos?
-Ya ha habido bajadas, porque como no podemos devaluar la moneda... Es inevitable, porque en España no hemos aumentado la productividad. Los sueldos solo deben de subir si sube la productivad.
-O sea, que aún faltan más ajustes.
-Nos falta todavía. Yo soy optimista pero hay que seguir trabajando en aumentar la competitivdad y la productividad. En la economía global nadie te va a perdonar porque seas español o seas italiano.
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