Despedida con ascenso a la élite

Vanesa Lozano y Rocío Garrido buscan su segundo ascenso a División de Honor. Las jugadoras gijonesas quieren conseguirlo mañana con el Mavi Nuevas Tecnologías La Calzada y el Oviedo Femenino, tras haberlo hecho con anterioridad con el Balonmano Gijón y el desaparecido Deportivo Gijón en dos partidos en los que colgarán las zapatillas.

Vanesa Lozano (Gijón, 1979) lleva más de tres lustros desde que debutó como juvenil en categoría nacional en el BMG, el eterno rival del Mavi, para tomar la difícil decisión de cambiar de equipo «para seguir disfrutando de este deporte, que es el de mi vida».

Jugó en División de Honor (Liga ABF) desde mediados de la pasada década cuando el BMG se hizo con una plaza por derechos deportivos y estuvo cinco temporadas seguidas en la élite: «Fueron sin duda los mejores años de mi carrera deportiva».

Tras este ciclo, el citado conjunto gijonés perdió la categoría, «pero ascendimos la temporada siguiente, aunque no pudimos mantenernos».

Desde entonces se sumó a la propuesta del Mavi NT y espera «subir este sábado porque se culminaría un proyecto muy bonito».

La gijonesa explica que en esta segunda temporada «vine con la idea de ayudar, pero acabé jugando bastante y por ello estoy contenta».

Tras quedarse a las puertas del ascenso con el Mavi NT el pasado ejercicio, «tenemos el reto de que ahora no se nos escape, porque llegamos en un buen momento tras un gran primer sector en Logroño y que podemos ganar al Granollers. Hay confianza».

Vanesa, que comenzó a jugar de alevín en el Patronato, dice que «tengo la misma ilusión por este ascenso que en el anterior que conseguí o cuando inicié mi primera etapa en ABF». Y añade en este sentido que «me gustaría decir adiós al balonmano subiendo con el Mavi, aunque no tengo decido al 100%, pues es algo que hablaré con Diego, mi entrenador».

Por su parte, Rocío Garrido (Gijón, 1978), que se inició en el balonmano a los 5 años en el colegio gijonés Primo de Rivera, quiere culminar con otro ascenso la carrera deportiva de 20 años que inició en una primera etapa en Oviedo para irse con la selección júnior al País Vasco y luego jugar en clubes como el desparecido Deportivo Gijón, con el que subió a la máxima categoría, Bera Bera, Granada y Barakaldo.

Desde que debutó a los 16 años en Primera con La Guipuzcoana -su actual club- nunca bajó los brazos, «pero llegó la hora de retirarme y quiero hacerlo subiendo a División de Honor».

Ascendió hace casi tres lustros con el desaparecido Deportivo Gijón, el primer equipo asturiano de la historia en la élite, «pero ahora es distinto, aunque tengo la misma ilusión que entonces».

Rocío fue clave con sus goles en el primer sector por el ascenso y goza de una segunda juventud a la vez que matiza que «me siento como una más, aunque podría ser ya la madre de alguna», añade con ironía.

Sobre donde puede la clave para derrotar mañana al Málaga y conseguir el sueño del ascenso, Rocío dice que «tienen buen equipo con algunas jugadoras veteranas, pero nosotras estamos en un buen momento, que ya demostramos en el sector, y tenemos el apoyo de nuestra afición».

Asimismo, tiene claro que «si hacemos el juego colectivo que sabemos, en el que aportamos todas, tendremos muchas posibilidades».