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E. MONTES
Martes, 13 de mayo 2014, 05:05
El presidente de la Federación de Asociaciones de Ingenieros Industriales de España no comparte el criterio de especialización ingenieril que defendió el catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo José Coca en una reciente entrevista a EL COMERCIO. En realidad, Luis-Manuel Tomás Balibrea no comparte apenas nada de los criterios del químico salmantino afincado en Asturias, salvo que «Bolonia, en lo que respecta a las ingenierías, ha sido un fracaso». Pero posiblemente por razones diferentes, toda vez que Coca defiende la especialización y Tomás Balibrea la formación generalista de los ingenieros industriales.
Su portavoz mantiene que «la ingeniería industrial es una de las no muchas titulaciones que goza de una amplia demanda, tanto por parte de las empresas como de los estudiantes», y que si a los profesionales los buscan las empresas de otros países «quizá obedezca a que nuestra formación universitaria, al menos antes de Bolonia, era completa, compleja, profunda, generalista y cimentada sobre una base científico-tecnológica, que capacita para dar una respuesta ágil a situaciones imprevistas y desconocidas».
Las palabras de Luis-Manuel Tomás Balibrea se refieren a unas afirmaciones realizadas por José Coca, al hilo del final de su tiempo como profesor emérito de la Universidad de Oviedo, en las que defendía un modelo de ingeniería «europeo» que pasaba por «no llamarlos ingenieros industriales, para que sean tipo Miguel Ángel». Y en contraposición exponía a «un ingeniero mecánico, uno eléctrico y uno químico, independientes en su concepción de la ingeniería». En ese punto, el ingeniero industrial mete en el juego la variante económica al afirmar que «la situación de nuestras industrias nacionales, pymes en su mayoría, no está para permitir la contratación de un ingeniero por cada especialidad».
José Coca criticó abiertamente la ingeniería industrial, a la que siempre consideró enemiga natural de su área de conocimiento, de ahí que los ingenieros industriales le recuerden que la legislación española, «que traspone la directiva europea de Cualificaciones Profesionales, recoge la ingeniería industrial como una profesión regulada, mientras que la ingeniería química ni siquiera aparece citada. Si alguien dispone de situaciones no homologables con Europa no parece ser la ingeniería industrial».
Atribuciones
Rememora Tomás Balibrea su propia experiencia cuando eligió estudiar una ingeniería «aún sabiendo de los esfuerzos y sacrificios que iba a requerir» y se pregunta por qué «quienes, con la misma libertad que yo eligieron otra opción, ahora se empecinan en buscar maneras de ejercer atribuciones no incorporadas a los estudios por los que se decantaron». En ese sentido, censura la «obsesión de algunos» por arremeter contra la ingeniería industrial hasta proponer su desaparición. «Nosotros no ponemos inconveniente a que se formen otros titulados, pero lo que no se puede hacer es diseñar un plan de estudios sin ajustarse a los contenidos mínimos requeridos para el ejercicio de la ingeniería -que es lo que hicieron con el grado en Ingeniería Química en la Facultad de Química de Oviedo- y ahora reclamar la capacidad de disfrutar de las atribuciones profesionales del ingeniero».
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