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Vecinos de Zeluán piden la retirada de la arena de la ensenada de Llodero
AVILES

Vecinos de Zeluán piden la retirada de la arena de la ensenada de Llodero

Cuentan con una empresa dispuesta a extraer el árido de la zona protegida que se ha acumulado por el cambio de corrientes

JESÚS GONZÁLEZ

Miércoles, 30 de abril 2014, 11:20

Los vecinos de Zeluán están intentando que las administraciones públicas se pongan de acuerdo para autorizar la retirada de la arena que se ha acumulado en los últimos años en la ensenada de Llodero. Lo que hasta hace apenas dos décadas era una zona de abrigo para pequeñas embarcaciones, ha pasado a estar ocupado por una duna conformada por el cambio de corrientes en la ría y por los temporales de los últimos inviernos.

«Yo nací aquí, y nunca en la vida vía salir el agua de la mar hasta las casas como este año», afirmaba ayer María del Carmen Álvarez Fernández, en alusión al modo en que el pasado febrero se inundó el núcleo de Zeluán al elevarse el mar por encima de la duna que hoy cubre la antigua ensenada.

Los vecinos llevan meses tratando de encontrar soluciones a un problema que no solo se traduce en periódicas inundaciones, sino que ha acabado por convertir la retirada de arena del interior de sus casas en una tarea cotidiana más. «El problema es que en Zeluán estamos inundados de administraciones, y unas por otras, ninguna nos da una solución», dice Agustín García acerca de las gestiones que han emprendido ante los ayuntamientos de Avilés y Gozón, la Autoridad Portuaria -dependiente del Ministerio de Fomento-, la Demarcación de Costas -del Ministerio de Medio Ambiente-, y la consejería de Fomento del Gobierno asturiano -toda vez que la ensenada está incluida en el Monumento Natural de Zeluán-.

Por el momento, desde ninguno de esos ámbitos se ha ofrecido una solución al requerimiento de los vecinos, que incluso cuentan con la disposición de una empresa a extraer el árido depositado en la ensenada a cambio de poder procesarlo como material de construcción. La compañía Ariexca, que trabaja en la explotación de las canteras próximas, habría reiterado a los vecinos su disposición a asumir el coste de la operación, que se sufragaría con la comercialización posterior de la arena. Incluso, añaden los vecinos, la empresa ya habría hecho algún trámite en ese sentido ante las administraciones.

Protección

Los vecinos entienden que el hecho de que la ensenada de Llodero esté incluida en el Monumento Natural de Zeluán no tendría que ser un impedimento para la operación. «Toda esa arena no estaba cuando se aprobó la protección», argumentan los vecinos, que abogan por devolver a la ensenada el aspecto que presentaba hace décadas.

Por consultar, los vecinos han consultado hasta con el Grupu d'Ornitoloxía Mavea, entidad que se ha destacado por la defensa de la protección del monumento natural por su importancia para las aves migratorias y por la diversidad de fauna y flora que ha conservado pese a las décadas de intensa actividad industrial y marítima. «Nos han dicho que, por ahora, no se posicionan. Que se verá cuando se conozca la operación concreta de extracción de la arena», afirman los vecinos.

Los residentes en Zeluán entienden que los aportes de arena que se han acumulado en la ensenada en los últimos años tienen más que ver con los cambios de corrientes habidos en la zona por las diversas actuaciones en el puerto, que por la mera actuación de la naturaleza.

Los dragados del lecho de roca del canal de entrada de la ría, para incrementar los calados a los 14 metros, o la ampliación de diques y espigones de los últimos años, son para los vecinos la causa evidente de la progresiva acumulación de arena en la ensenada. «El proceso ha ido poco a poco, desde hace diez o veinte años, pero en los dos últimos, con los temporales, la cosa ha ido a más», afirma Amado González Álvarez.

El resultado de ese proceso, según explica César Muñiz, «es que la arena nos la estamos comiendo en casa todos los días».

Procedencia

Otro aspecto que consideran reseñable los vecinos es el origen de todo ese árido. En su mayoría, entienden, procede del extremo exterior de la ensenada de Llodero, donde los depósitos de arena han ido disminuyendo paulatinamente. A ello en los últimos años podrían haberse sumado nuevos depósitos introducidos en la ría por la acción de los últimos temporales.

Sea como sea, los vecinos estiman que las autoridades deben ofrecer una solución a un núcleo de población que nunca había visto hasta ahora que la mar entrara en sus calles debido a la desaparición -enterrado en la arena-, del antiguo cantil de varios metros de altura en el que antiguamente se amarraban lanchas o desde el que «se pescaban angulas», recordaba Amado González.

En definitiva, lo que reclaman los residentes en la zona es que se restaure el aspecto original de la ensenada en el momento en que fue declarada Monumento Natural. Un área protegida que, por otro lado, no es precisamente un ejemplo de conservación.

En ese punto, los propios vecinos denuncian el escaso cuidado que las autoridades competentes tienen de unas dunas «que son prácticamente un vertedero» en el que se acumulan todo tipo de residuos y restos, tanto por la acción de las mareas, como por la de quienes pasan por allí y dejan algunos despojos para el recuerdo.

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