Se derrumba el techo de una vivienda en Las Vegas, Corvera

Afortunadamente no había nadie en el tercero izquierda del número 5 de la calle Covadonga de Las Vegas cuando buena parte del tejado se vino abajo. Cayó sobre la cocina-salón, de unos veinte metros cuadrados, la principal estancia de la vivienda, un bajocubierta. Quedó absolutamente destrozada, a cielo abierto, cubierta de vigas, tejas y cascotes. En cambio, las otras estancias no sufrieron daños. Solo se había hundido la parte del tejado situada justo encima de la cocina-salón, junto a la puerta de entrada.

El estruendo sobresaltó a los vecinos del inmueble, de tres alturas con dos pisos en cada una, más otra en la planta de calle; siete en total. «Fue como si cayera una bomba», dijo la mujer que vive junto a sus tres hijos de corta edad en el piso de enfrente, el tercero derecha. En cambio los del segundo, Cristina Cuervo y Rafael Díaz, una joven pareja, ni se enteraron: «Estábamos durmiendo». Minutos después, los bomberos y la Policía Local ordenaban el desalojo inmediato del edificio. Los vecinos salieron a la calle según estaban, y fue entonces cuando comenzaron a darse cuenta de lo sucedido y también de que los únicos que faltaban eran, precisamente, los del tercero izquierda. Nadie sabía que no estaban en casa, y había motivos para pensar que era fácil que estuvieran allí. A fin de cuentas eran las diez de la mañana de un domingo, del domingo de Ramos.

Los bomberos accedieron a la vivienda por el hueco abierto en el tejado antes de hacerlo por la puerta. En una primera revisión no encontraron rastro de personas, pero dado el estado del piso tampoco se podía descartar la posibilidad de que hubiese algún cuerpo bajo los escombros. Abajo esperaba una ambulancia. La Policía Local y la Guardia Civil ya habían cerrado el acceso a la calle, sobre la que no cayó ni un cascote, y vecinos y curiosos se arremolinaban en el límite del perímetro.

Un perro de venteo -entrenado para encontrar personas enterradas bajo escombros o bajo nieve, según la especialidad- de Bomberos de Asturias y su adiestrador se encargaron de certificar que, efectivamente, no había nadie bajo los escombros. Entonces, ¿dónde estaban los residentes del tercero izquierda?

Izaskun Lera, su joven propietaria, y su pareja, también joven, habían pasado la noche en casa de este último. Se habían trasladado allí hace apenas unos días a raíz de que estaban realizando obras en casa. «Estábamos reformando la cocina», manifestó a LA VOZ DE AVILÉS Izaskun, invadida por una serie de sentimientos encontrados. Por un lado, su casa estaba semidestrozada, pero por otro «no nos pasó nada a nosotros ni a ningún vecino. ¡Menos mal!», suspiró con alivio.

No era para menos. «Tuvimos mucha suerte. Esta mañana -por ayer- teníamos previsto venir a seguir con las obras, pero afortunadamente no madrugamos demasiado», circunstancia que posiblemente les haya salvado la vida. Consistían «en cambiar azulejos y fontanería, nada más que eso, y lógicamente teníamos licencia», aseguró Izaskun, que a esas horas, las dos de la tarde, ya se había puesto en contacto con el perito de la compañía de seguros con la que tiene suscrita la póliza de hogar.

Los vecinos permanecieron en la calle hasta que, al filo de la una, los bomberos les permitieron regresar a sus casas, una vez certificaron que no había riesgo de derrumbe. Pero solo a los que habitan la vivienda de la planta baja y las tres del lado izquierdo. Las tres del derecho tendrán que esperar al menos hasta hoy. «La decisión la tomó el aparejador municipal, más que nada por precaución», manifestó el concejal Rafael Alonso, que puso a disposición de las tres familias desalojadas «todo los medios que pueda prestar el Ayuntamiento». Las tres se han alojado en casas de familiares.

Los bomberos se retiraron a las 12.45 horas y según su informe las causas del derrumbe se desconocen, a la espera de que el aparejado, el perito o quien corresponda redacte los estudios pertinentes.