«Oí a los niños gritar y después nos dimos cuenta de que faltaba Carmelo»

El pasado martes, como cada tarde, el servicio de taxi habilitado para desplazar a los niños de la zona rural de Grado hasta la escuela regresó con los hermanos Arias hasta Baselgas, la última parada. En la asilada y apartada aldea moscona, ubicada a 425 metros de altitud, a diario solo residen miembros de esta familia. José Fernando Arias y Jennifer Pinto ocupaban desde hace algo más de un año, con sus cuatro hijos de 2, 3, 10 y 11 años, una casa cedida por el tío materno. Él, José Antonio Tamargo, conocido por todos como Antón, es el otro residente del pueblo que durante un tiempo habitó en soledad la localidad.

«Los niños llegaron sobre las seis de la tarde del cole como todos los días y yo me quedé hablando con el taxista», recordaba ayer Antón. El coche arrancó y, al poco, escuchó a los niños, a sus sobrino-nietos, gritar. «Me acerqué a ver qué estaban haciendo», relataba. Al aproximarse a la vivienda, una casa rústica fabricada con hormigón y madera, ya notó que ocurría algo. Encontró a Jennifer con el pequeño Alberto, de 2 años, tendida en el exterior de la edificación: había un incendio. Rápidamente cogió los extintores que tenía en una casa de aldea que regenta en Baselgas, mientras el padre de los niños, que trabajaba fuera de la casa, agarró la manguera para intentar sofocar las llamas. «Fue cosa de nada», se lamentaba Antón ayer en el exterior del tanatorio de Los Arenales.

Los niños mayores estaban jugando en el exterior de la casa cuando se originó el fuego, por causas que aún se investigan. «Me di cuenta de que faltaba el pequeño Carmelo». El niño, de 3 años, falleció en el incendio de su casa.

En la aldea tras las vacaciones

José Fernando y Jennifer vivían en Oviedo «en un piso que yo tenía, aunque estaba a su nombre», explicó Antón. Hace algo más de un año se fueron de vacaciones al pueblo y como ambos estaban en paro decidieron quedarse. Como muchas familias en situación de desempleo tenían algunas dificultades económicas y recibían ayudas del Ayuntamiento de Grado.

El alcalde, Antonio Rey, confirmó ayer que una asistenta social «visita todas las semanas Baselgas para atender las necesidades de la familia que tenía muy pocos recursos». Recibían ropas, alimentos y becas escolares. «Lo importante es apoyar a esta familia tanto económicamente como moralmente. Es una gran desgracia», incidió Rey, cuya nieta acudía al colegio Virgen del Fresno con el niño fallecido.

Rey informó que los seis miembros de la familia estaban censados en la vivienda de Baselgas, aunque «no tengo constancia de que haya una solicitud de licencia de vivienda». En todo caso quiso incidir en que lo importante «es asistir a la familia. Comprobaremos la disponibilidad de viviendas de protección para ofrecerles una si fuera necesario», dijo.

Investigación del incendio

Un equipo de la Guardia Civil experto en investigar incendios se desplazó ayer desde León para recabar pruebas que ayuden a esclarecer las causas del fuego, una tarea complicada dado el estado en que quedó la casa. De momento todas las hipótesis están abiertas, desde un cortocircuito a algún problema con las dos estufas de leña que había en sendas plantas, explicaron desde la Benemérita.

El fuego se declaró poco antes de las 18.30 horas. Cuando los bomberos llegaron al lugar de los hechos se encontraron con «un fuego muy desarrollado», con la techumbre caída y el entarimado que separaba las dos plantas y parte de las paredes derrumbadas. Tras sofocar las llamas encontraron el cuerpo de la víctima. El forense decretó el levantamiento del cuerpo que, según explico, «estaba totalmente calcinado».

A la espera de los resultados que esclarezcan el origen del fuego, los familiares y amigos despedirán esta tarde el cuerpo del pequeño Carmelo Arias Pinto. El funeral se celebrará a las cinco en la iglesia parroquial de San Pedro de Coalla.