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ANTONIO CORBILLÓN
Lunes, 31 de marzo 2014, 20:53
En la simbología contemporánea de la casa Windsor no hay mayor demostración de los cantos nupciales que los que llevan interpretando en las últimas semanas el príncipe Harry y su novia Cressida Bonas. La ortodoxia que ha impuesto la reina Isabel II difícilmente permitiría que un Windsor se deshiciera en PDA (demostraciones públicas de afecto, en inglés) ante docenas de miles de personas y bastantes cámaras en el estadio londinense de Twickenham (9 de marzo) durante un Inglaterra-Gales. Dos días antes, Harry había presidido en el Wembley Arena un acto caritativo en el que tuvo que hablar ante 12.000 personas y al que también le acompañó su novia. En mayo se cumplirán 2 años de su relación pero los británicos apuestan a que, antes de la celebración, habrá motivos para otra mayor: su compromiso de boda. En Ladbrokes, uno de esos negocios en los que se juega dinero por todo, la cosa se paga ya 8 a 13 -hace unas semanas no pasaba de 20 a 1-.
La entrada de una joven semiplebeya como Cressida extenderá un manto de calma sobre el aburrido protocolo de la Casa Real, que nunca se acostumbró a las tonterías del más juerguista de sus miembros. Los divorcios o los 'cuernos' de sus padres (Carlos de Inglaterra y la fallecida Lady Di) o de otros miembros de la egregia familia resultan escándalos menores comparados con las fiestas con prostitutas en 'pelota picada' de Harry en Las Vegas o sus bailes de disfraces vestido de nazi.
La llegada de Jorge, el primer hijo de su hermano mayor William y Kate Middleton, ha hecho bajar a este soltero de oro un escalón en la línea sucesoria y ha enfriado la fiebre con la que encaraba todo cuanto hacía. Y de escalones sabe mucho Cressida Bonas, que ya acapara toda la atención mediática de los tabloides británicos como una integrante más de la primera familia del archipiélago (dispone de pase privado para acceder a sus palacios). Porque su madre es una de las mayores 'alpinistas sociales' que se recuerdan en el país. A sus 24 años, 'Cressie' como la llaman en su entorno, ha heredado la belleza de su progenitora lady Mary Gaye Curzon.
Lady MG conserva a sus 67 años la belleza que la convirtió en una de las modelos más deseadas de los años 70. Eso que ahora llaman una 'it girl'. Aunque era hija del sexto conde de Howe, fue subiendo en el escalafón británico a medida que cambiaba de marido. Llegó a tener cuatro, pero fue el tercero, el millonario Jeffrey Bonas, el que le dio, además de una hermosa hija, el privilegio de no sufrir estrecheces económicas. La azarosa vida matrimonial materna le ha dado a la joven Bonas tres hermanastras. Con dos de ellas ha vivido en el exclusivo Notting Hill, aunque estos días se ha mudado con una amiga a Shepherd's Bush a tiro de piedra del palacio de Kensington, donde vive Harry. De Isabella, la mayor y casada con Sam, heredero de la fortuna de Richard Branson, se rumoreó que consoló al príncipe William en una crisis de su relación con la Middleton. Un 'affaire' no confirmado pero que añadirá picante a las relaciones entre dos mujeres tan antagónicas como Cressie y Pippa. Al menos, la recién llegada tiene el nivel de glóbulos azules en su sangre que reclama el curriculum Windsor ya que es nieta del ahijado del rey Eduardo VII. Emparentaría con los herederos de Gales si se retroceden nueve generaciones.
Al otro lado de Middleton
Cressida ha heredado de su madre la belleza rubia y la apuesta por crear estilo. Sus vaqueros de peto, sus faldas hippies y sus peinados estudiadamente descuidados (300 euros en 'RealHair', su peluquería favorita de Londres) la sitúan en el polo opuesto de su futura cuñada, Pippa Middleton, más sobria y que pronto ha entendido el concepto de la monarquía profesional. De hecho, una de las razones que hacían dudar del futuro de la pareja era la aversión de Cressie a los paparazzi y a todo el 'circo' que sigue a los miembros de la Royal Family.
Además de aceptar esta segura 'condena' cuando pase por vicaría, Cressida Bonas le ha dado otra prueba de amor a su pelirrojo real. Soñaba con ser bailarina de ballet y actriz, y para ello se formaba en la Universidad de Leeds. Pero ha dejado estos sueños por un convencional empleo en el departamento de marketing de una de las empresas familiares (25.000 euros al año). Pero lo importante no son las libras, sino el equilibrio. Y Cressida ha aprobado 'cum laude' el tribunal que preside Isabel II tras enderezar la vida del más gamberro de sus nietos.
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