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Carlos López, en la Redacción de LA VOZ DE AVILÉS. :: LVA
«Nos trataron como a esclavos en Arabia Saudí»
AVILES

«Nos trataron como a esclavos en Arabia Saudí»

El avilesino Carlos López denuncia su despido en una refinería de petróleo «a los 15 días, por negarme a a trabajar 12 horas diarias en unas condiciones que nunca había visto en 17 años»

FERNANDO DEL BUSTO

Jueves, 3 de abril 2014, 10:57

«Es una de las 35 empresas más importantes del país, pero Técnicas Reunidas trata a sus trabajadores en Arabia Saudí como verdaderos esclavos». Es el resumen que hace el avilesino Carlos López después de haber aceptado una oferta profesional para trabajar como tubero en la sexta refinería de petróleo más grande del mundo para Técnicas Reunidas. En su opinión, «aprovechan la legislación de ese país haciendo cosas que no podría hacer en España».

La peripecia de Carlos López comienza cuando conoce la existencia de una oferta de trabajo para ir a Arabia Saudí. Su trayectoria como tubero, con 17 años de trabajo, permitía que entrase en el perfil de profesionales que requerían. «Normalmente, Técnicas Reunidas no suele hacer obra, sólo se encarga de la dirección técnica; pero en este caso necesitaban mano de obra cualificada y necesitaban 80 personas. A mí no me importa trabajar fuera y sabía que, con esos tres meses de contrato, podía resolver medio año», explica.

Así, contactó con ellos y, a través de correo electrónico, recibió una oferta de trabajo que devolvió firmada. En ella se detallaron las condiciones, como las 60 horas de trabajo semanales, el sueldo o que viviría en una vivienda compartida.

A principios de marzo viajaba junto con otros cuatro asturianos hasta el aeropuerto de Barajas. Otros tres eran de Avilés y un cuarto de Gijón. En Madrid, se sumaron al resto de la expedición, formada por soldadores y tuberos. El día 7 de marzo aterrizaban en el país árabe.

Cuando llegaron a Arabia Saudí, se encontraron con unas condiciones de trabajo duras, con temperaturas que oscilaban entre los 35 y los 37 grados.

«El alojamiento era un apartamento de 3 habitaciones con dos baños y un aseo para cinco personas, con dos por habitación, aunque en los ingenieros eran dos por apartamento», recuerda. No fue la única particularidad con la que se encontró. Los apartamentos se encontraban en una urbanización aislada y que, mediante un servicio de autobús, se comunicaba con la refinería donde trabajaba.

A las 6.15 horas salía un vehículo que le permitía iniciar su trabajo a las siete de la mañana durante las diez horas que estaban previstas. «Me pasaron cosas que nunca me habían sucedido. No había ni duchas ni vestuarios. En el autobús íbamos apretados, pero imagina cuando regresábamos de trabajar», comenta.

De igual manera, en la propia instalación carecían de un comedor para los 80 trabajadores. «Un compañero y yo aprovechábamos el comedor de unos trabajadores hindúes, con cerca de 3.000 sitios. Cuando se iban entrábamos para no tener que comer en el suelo», comenta.

El día 8 de marzo comenzó a trabajar, recibiendo un curso de formación. Al día siguiente ya empezó su jornada habitual. Cumplidas las diez horas se fue. Repitió su horario los días siguientes hasta que, el día 11, «el jefe de obra, Luis Belay Fábregas, me dice que debo trabajar dos horas más. Le digo que no, que ya he cumplido mi tarea y me voy. Él me dice que si no lo hago me tendrán que despedir», apunta. Tan sólo hubo un día que llegó a esas doce horas, pero el resto se limitaba a la jornada pactada.

A los pocos días, le vuelven a advertir, aunque él se mantiene en las diez horas «como otros equipos de Técnicas Reunidas». Finalmente, recibe la carta de despido. Llegó el 20 de marzo, con un taxista que le iba a llevar al aeropuerto para regresar a España. «La firmé en el taxi, no me dieron copia ni me dijeron nada más», recuerda.

«No fui el único; también hubo otro compañero de El Ferrol al que echaron por el mismo motivo, aunque él había llegado algo antes que yo. En el despido me dicen que no superé el periodo de prueba, pero lo que sucedió fue que me negué a trabajar doce horas diarias», asegura.

Sin compensación

Además de la experiencia vivida en Arabia Saudí, Carlos López aún no sabe si será compensado económicamente. «A estas alturas no sé nada: si me pagarán o no esos quince días de trabajo. Es más, no sé si me dieron de alta en la Seguridad Social en Arabia Saudí porque en España no lo hicieron», comenta. En principio, según sus estimaciones, por las 250 horas que llegó a trabajar en el país árabe debería recibir unos 5.000 euros.

De nuevo en Avilés y con un nuevo contrato profesional en el horizonte, Carlos López descarta reclamar ante Técnicas Reunidas. «Están en Arabia Saudí con una filial, que fue con quien firmé el contrato. Si llamo a Madrid, me remitirán allí y paso del asunto», asegura destacando que «en mis 17 años de actividad profesional no he visto nada parecido. No me dieron ni la carta de despido, que firmé en el taxi que me llevó al aeropuerto. Al menos pude hacer una fotografía con el móvil para tener una copia del documento», explicó.

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