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OLAYA SUÁREZ
Sábado, 15 de marzo 2014, 20:57
Los propios equipos de rescate habían alertado de la gran dificultad que entrañaba el operativo de búsqueda en el espacio confinado del pesquero Santa Ana. Se temían lo peor y se cumplieron las presagios. Poco antes de las seis de la tarde la llegada a aquella zona del Helimer, del helicóptero de la Guardia Civil, y la rápida retirada de las lanchas de los buzos hacia el barco de la Benemérita evidenciaban que se había producido alguna incidencia importante en el dispositivo.
Uno de los especialistas llegados desde Madrid y miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) había sufrido un grave percance durante una de las inmersiones. El repentino desprendimiento de una plancha metálica del interior del barco le provocó un grave aplastamiento de tres dedos de la mano izquierda. A última hora de ayer estaba siendo sometido a una operación por parte de los cirujanos plásticos del HUCA para tratar de reconstruirle la mano. Finalmente, ha sido necesario amputarle parte de dos dedos de la mano izquierda. "Lo que le costaba era irse del rescate y hemos tenido que ordenarle no trabajar", señaló el capitán del Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civl, Carlos Martínez.
El herido fue asistido inicialmente por los otros buzos con los que se encontraba trabajando bajo el agua en el momento del siniestro. Le ayudaron a subir a la superficie y una vez allí, le trasladaron de urgencia en lancha al barco Río Miño de la Guardia Civil, junto al cual esperaba ya el Helimer de Salvamento Marítimo. Un médico rescatador descendió de la aeronave a la embarcación para practicarle los primeros auxilios y pocos minutos después fueron izados los dos para su urgente evacuación al puerto de El Musel.
La fortaleza del herido de los Geas se hizo patente a su llegada al helipuerto. Se bajó del helicóptero con la mano en alto y vendada, pero sereno y explicando al personal médico que le aguardaba a pie de escalerilla cómo se había producido el trágico incidente. Fue llevado en transporte sanitario urgente al Hospital Central de Asturias (HUCA) para que allí los cirujanos plásticos tratasen de reconstruirle los dedos afectados y evitar así su amputación.
El momento del accidente supuso, entre otras cuestiones, la suspensión del complejo rescate en el que participan hasta 30 buzos especialistas. Se da la circunstancia de que el jueves, el primer día de inmersiones, otros dos submarinistas resultaron heridos con contusiones en las labores realizadas para facilitar la entrada al pesquero. Aquel día, la fuerte marejada les arrastró contra las rocas y ambos sufrieron lesiones aunque de pronóstico leve.
Además, según señaló Carlos Martínez, el capitán de los GEAS, al intentar abrir una de las puertas de la embarcación hundida, les cayó un armario encima y a punto estuvo de aplastarlos.
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