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ADRIÁN AUSÍN
Martes, 11 de marzo 2014, 10:07
Pinzales estaba ayer de estreno. La apertura del clásico comercio rural, La tienda de Carmela, revolucionó este rincón denominado oficialmente Casares situado en la encrucijada de tres parroquias: Porceyo, a la que pertenece, La Pedrera y Cenero; en las que desde hacía unos tres años no había donde comprar una triste barra de pan. Su único punto de referencia para aprovisionarse es el centro comercial Alcampo y Carmen Lobeto, natural de Aguda y vecina de Pinzales, supo ver una oportunidad de negocio en esta circunstancia.
Para dar el paso, Carmen, de 36 años, solo tuvo que quedarse en el paro y agudizar el ingenio. Tras poner fin a siete años de taxista, en los últimos tiempos con horario nocturno y unas cajas decrecientes, fijó su vista en un pequeño local situado junto a la farmacia de Pinzales y se puso manos a la obra alentada por sus cinco años de experiencia al frente de la Parrilla Principado, en Fontaciera, que le habían familiarizado con los proveedores y la atención al público antes de su experiencia en el mundo del taxi.
«Tengo dos hijos y no quería trabajar más de noche», reflexionaba ayer tras echar la persiana a su primera jornada. ¿Su balance? «Estuvo bien. Tuve bastante gente», revelaba satisfecha.
En La tienda de Carmela se venden fruta, verdura, embutidos, pastas, pan y algo de droguería; «la clásica tienda del olvido que llamaban hace años». Y se hacen también servicios a domicilio, a partir de un consumo mínimo de diez euros, para cubrir las necesidades de gente de cierta edad con problemas para desplazarse. Con esas prestaciones, Carmen Lobeto pretende ganarse clientela de Pinzales, Porceyo, Fontaciera, Aguda y Cenero. Para ello, abrirá de lunes a viernes mañana y tarde (de 9.30 a 13.30 y de 16 a 19); y los fines de semana por las mañanas (de 10 a 13).
«Ya me tiene ganada»
El último comercio tradicional en este ámbito fue La tienda de Carmina Boría. Cuando se jubiló esta mujer le sucedió su nuera, Yoli, y cuando ésta hizo lo propio, el valle perdió una referencia vital para sus compras. La apertura de La tienda de Carmela era ayer la noticia del día gracias a un 'boca a boca' que a veces funciona más rápido que los teléfonos móviles. «Es algo maravilloso», resumía Consuelo González, la presidenta vecinal de Cenero, a quien la llamada de EL COMERCIO la sorprendía, precisamente, comentando la gran novedad. «Hace cinco minutos que me acabo de enterar y estamos todos encantados», aseveraba. En Fontaciera estaban igual de contentos. «Solo con que tenga buen pan ya me tiene ganada», apuntaba una vecina.
Carmen Lobeto, ayudada en todas las tareas de montaje y adecuación del local por su amigo Juan Carlos García, se mostraba satisfecha por estas reacciones. Cenero (1.462 vecinos), La Pedrera (740) y Porceyo (687) ya no se quedarán ningún domingo más sin pan. El comercio rural tradicional ha vuelto para quedarse.
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