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«Soy un comercial y tengo que intentar arrimar el ascua a mi sardina»
Politica

«Soy un comercial y tengo que intentar arrimar el ascua a mi sardina»

Fernández sostiene que solo realizó su trabajo y que puede haber tenido conversaciones desagradables e, incluso, alguna irregularidad, «pero no son temas penales»

IDOYA REY

Domingo, 9 de marzo 2014, 05:12

La juez Pilar de Lara, quien instruye la operación 'Pokémon', el caso por presunta corrupción en la concesión de contratos municipales en Galicia, se interesó por un nombre a mediados de noviembre de 2012: Francisco Joaquín Fernández Díaz, quien fuera vicesecretario de Comunicación del PP en Asturias. Conversaciones entre empresarios investigados en el caso le citaban como un 'abrelatas', denominación que usaban para identificar a las personas que desde dentro o desde fuera de la administración actuaban como comerciales para que las empresas resultaran adjudicatarias de contratos. Fernández entró en escena al ofrecerse a uno de esos empresarios «por si necesita algo en Asturias porque él en el municipalismo se maneja bastante bien». Su teléfono fue pinchado por orden judicial y terminó imputado por un presunto delito de tráfico de influencias.

En parte del sumario del caso, cuyo secreto se levantó esta semana, los informes de Vigilancia Aduanera transcriben conversaciones de las que, según los investigadores, podrían desprenderse hechos delictivos. Fernández habría, presuntamente, mediado e incluso indicado las condiciones que debían aparecer en los contratos de varias operaciones de unos cuantos ayuntamientos de la región, en especial Cangas del Narcea y Siero. «Yo soy un comercial, tengo mi empresa y lógicamente tengo que intentar arrimar el ascua a mi sardina y tratar de hacer mi trabajo, pero no veo dónde está el problema», explicó ayer, tras un acto en que fue reconocido como reservista de las Fuerzas Armadas.

Era la primera vez que Fernández hablaba tras su detención e imputación en la operación 'Pokémon' y quiso atender a los medios de comunicación, «por educación y porque me sale la bis política de muchos años y me parece una desvergüenza no decir nada», explicó. A renglón seguido defendió su inocencia: «Yo estoy convencido de que al final acabará reluciendo la verdad».

De algunas conversaciones reveladas esta semana, los investigadores deducen que trató de manipular el pliego para la privatización del servicio de Aguas de Siero en favor del grupo de empresas (Agbar) y que recibió de Juan Carlos Guerrero, asesor del alcalde de Cangas del Narcea, datos de las ofertas de otras empresas. «Entiendo que son conversaciones privadas. Sacadas de contexto, pueden tener una impresión muy mala». Según Fernández se queda en eso, en una imagen desagradable, «pero de lo que hablamos aquí es de si hay delitos o de si no hay delitos. Y yo no los veo».

Charlas «irrelevantes»

Malas impresiones a un lado, para el exvicesecretario de Comunicación del PP las conversaciones que forman parte del sumario son también irrelevantes. «Que yo hable de la política de carbón u otras cuestiones no lo veo relevante», insistió ayer. Se refería a llamadas con la presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada. En una de ellas, Mallada acusa al sindicato Comisiones Obreras de haberla amenazada por la contratación de la consultora del exdirigente popular que hacía labores para la Fundación de Minusválidos Santa Bárbara (Fusba). En esa conversación ella revelaba su contraataque: la amenaza de sacar a la luz un listado de familiares de los sindicalistas en la empresa pública. El sindicato, que tildó las palabras de Mallada como una «persecución», exigió el viernes que mostrara esos nombres o dimitiera.

En todo caso, Fernández reitera que «ahora soy una persona que está fuera de la política, no tengo ninguna relevancia. No estamos hablando de cosas de cuando yo fui concejal, ni muchísimo menos. Estamos hablando de mi trabajo y lo único que pediría es respeto y prudencia, porque a mi lo que me duele es mi familia y mi gente».

Y aunque ya no participa activamente de la política, son muchos los compañeros de partido que se citan en las escuchas, hasta la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández. «Lo obvio es que hable con gente que conozco. Se hace un retrato como si fuera un conseguidor, o como si fuera una persona que estuviera en política por un interés espurio. Yo me afilié con 18 años, ahora tengo 38 y tengo mi actividad profesional». Quince años cotizados, la política como afición y ninguna liberación en su expediente, son las armas de su defensa. «Tengo mi empresa legalmente constituida, pago mis impuestos. Que yo diga en una conversación telefónica que tengo que facturar a alguien por un trabajo no es nada raro, lo raro sería que no lo facturara», subraya.

Tampoco ve extraño tener dinero en casa. En el registro de su vivienda se encontraron 88.000 euros. «Es que tener dinero en casa hasta 100.000 euros es legal. Tendré que explicar a Hacienda de dónde es. Me hace gracia porque se insinúa que viene de algo raro».

Leña del árbol caído

Fernández se presenta a sí mismo como un tipo normal de El Entrego, que tiene a «los mismos amigos de siempre» que, como lo que son, pueden aparecer en las escuchas ordenadas por la jueza. Pero también tiene claro que «hay gente que quiere ajustar cuentas conmigo a través de medios de comunicación. Cuando estás metido en política molestas a muchas gente y ahora hacen leña del árbol caído».

Aún así, afirma que no se guarda, que da la cara y «no me pongo gabardinas por la cabeza». No se esconde pues sostiene que no existe responsabilidad penal. «Estoy convencido de que más allá de que me pueda haber equivocado en alguna cuestión, que pueda haber tenido una conversación desagradable, que pueda haber cometido, y digo bien, alguna irregularidad administrativa, no hay nada. Confío en que se archive y no lleguemos a juicio oral».

En un ejercicio de autoreflexión se coloca como «un poco fantasma», la misma palabra que usaban para describirle los empresarios investigados. «Soy de la cuenca, y, bueno, cuando haces una gestión pues dices 'este ya lo conozcu yo', 'este no te preocupes, que me debe la vida', pero tenéis que entender que es una cuestión mercantil, profesional, comercial, llamádlo como queráis». No niega que puede ser una cuestión delicada, que «probablemente no soy el asturiano del año y que no me van a dar una medalla al mérito, pero yo estoy tranquilo. La gente que me conoce y que me aprecia se está riendo, porque saben cómo soy y mi manera de hablar». Es precisamente a su gente a quien «debo dar explicaciones y en el juzgado cuando me las pidan. La opinión pública me es indiferente».

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