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La reforma del aborto convierte el Día de la Mujer en un alegato contra el PP
Asturias

La reforma del aborto convierte el Día de la Mujer en un alegato contra el PP

Una marcha reunió en Gijón a miles de personas que pidieron la destitución de Gallardón. «Existe el riesgo de que los derechos retrocedan tres décadas», advierte Javier Fernández

LUCIA RAMOS

Domingo, 9 de marzo 2014, 05:25

La comunista Clara Zetkin propuso que fuera el 8 de marzo y el resto de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas respaldó su idea. Corría el año 1910 y desde entonces esa es la fecha del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, celebración con varios orígenes reconocidos y que por el camino perdió su apellido laboral. La ONU se encarga de fijar una consigna para cada edición, pero la de este año («igualdad para las mujeres: progreso para todas») ha cogido al movimiento español centrado en otra batalla.

En Langreo, Gijón y Avilés, como en todas las plazas del país, ayer el Día Internacional de la Mujer (o de las Mujeres) mutó en movilización contra el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y los Derechos de la Mujer. Contra la reforma del aborto y por extensión contra el partido que lo promueve, el PP, centro ayer de todos los dardos y cuya presidenta en Asturias, Mercedes Fernández, optó por defender en las redes sociales «la libertad de la mujer para trabajar en igualdad de oportunidades y sin política de cuotas». El colofón de esta jornada de protesta lo puso una plataforma compuesta por medio centenar de asociaciones que reunió en Gijón a «más de 5.000 personas», según los organizadores. La marcha concluyó exigiendo la destitución del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.

Por la mañana, el presidente del Principado, Javier Fernández, cargó contra una reforma «y el pensamiento que rezuma, que es el de darles el poder de interferir en la libertad de una mujer para ser madre a quienes siempre han querido escribir los códigos de nuestra conducta moral». Parafraseando a Manuel Azaña, acusó a los populares de estar «corrigiendo la razón a base de tradición y llamarlo defensa de la vida».

Fernández advirtió contra el «contrabando» de las palabras, que es «tan antiguo como peligroso; todavía los mutiladores de hoy le llaman purificación a la ablación». En esa línea, si «asumimos que ésa es una ley de progreso, también aceptaremos que es un avance separar a las niñas de los niños en las aulas, y que confiarse a la intercesión de la virgen, como propone Fátima Báñez, es la mejor política de empleo posible», agregó ante un abarrotado Nuevo Teatro de La Felguera.

Era el acto institucional y en él estuvo el presidente acompañado de la alcaldesa de Langreo, María Fernández, y de su predecesora y hoy consejera, María Esther Díaz. Entre el público, los socialistas Pedro y Carmen Sanjurjo, Santiago Martínez Argüelles y un solitario Manuel González Orviz en nombre de IU. El presidente llamó a recordar «la memoria» de las mujeres, y a ello se afanaron las intervinientes. «La carbonera se muere de mal de amores, la corteja un guaje y ella quiere al picador», cantaba en asturiano Anabel Santiago, con un tema que se duele del dinero gastado por el marido en «los bares de carreteras». «Aquí hay buen segar y buenas mozas, falta quien las convidara», le replicaba Mari Luz Cristóbal. La colaboradora de EL COMERCIO Vanessa Gutiérrez leyó fragmentos de su novela 'La cama', en la que describe el sentir de una mujer que heredó de su madre y su abuela el lecho y ve cómo su marido se desprende de él, «asesinando» así el símbolo de su segundo apellido, forzándole entonces a hablar de un pasado «que ya no existe».

El discurso de Javier Fernández se arropó en este contar de mujeres, para clamar que «hoy en España existe el riesgo de que los derechos sociales, y en concreto los de las mujeres, retrocedan más de tres décadas». El presidente dijo que «no debemos conceder que un gobierno pueda desentenderse de los daños de sus políticas» y reclamó al Ejecutivo de Mariano Rajoy que retire su reforma del aborto y busque «siempre el consenso».

Hubo reproches para el PP por respaldar «la propuesta regresiva del Gobierno central», pero también se refirió, sin nombrarlo, a Foro Asturias, de quien dijo que «da la callada por respuesta cada vez que se le pregunta su criterio; parece poco valiente, por no decir francamente cobarde, eludir la opinión sobre un asunto de tanta dimensión social».

A ese malestar tuvo que hacer frente la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. La regidora por parte de Foro no tuvo reparo en acoger en la sala de recepciones el acto institucional promovido por el Consejo de Mujeres, que, con los votos en contra del PP y la abstención de Foro, optó por centrar en la reforma del aborto un decálogo de '8 puntos para el día 8'. Una a una, diez mujeres del Consejo fueron leyendo los ocho puntos en cuestión, principiados con la consigna «exigimos la retirada de este anteproyecto de ley», además del prólogo y la conclusión.

Distintas sensibilidades

Previamente, Moriyón había actuado de introductora del acto institucional, con referencias a dejar «al margen las distintas sensibilidades políticas» y a la historia de la lucha por la igualdad, y volvió a tomar la palabra para despedir a un auditorio femenino marcadamente envejecido. Ya al final, y con la sala llena, una voz imperativa e insistente instó a Moriyón, su anfitriona, a «pronunciarse» sobre el anteproyecto de ley de Gallardón. Era María del Mar Zapico, esposa del exsecretario general del PSOE gijonés, José Manuel Sariego. La regidora esquivó la respuesta directa recordando su respaldo al evento y a las políticas de igualdad, pero fue de nuevo interpelada porque «usted gobierna para quienes la votaron y para quienes no la votaron».

Por la tarde, y con el tiempo de su parte, fueron muchas las personas, hombres y mujeres de todas las edades que salieron a la calle para reivindicar su «derecho a decidir».

Cientos de asturianos se reunieron en el gijonés paseo de Begoña, en respuesta a la convocatoria del Movimiento Feminista de Asturias, que aglutina a medio centenar de asociaciones y plataformas de todo el Principado. «La realidad es tan demoledora que hemos decidido, por primera vez, unirnos todos en un frente común», explicó Ángela García, de la plataforma Nosotras Decidimos. Junto a ella, Henar Díaz, de Avilés Decide, señaló que «es denigrante tener que estar todo el día defendiendo algo -por el aborto- que debería ser un derecho básico».

Con el anteproyecto de Gallardón como objetivo principal, pero sin olvidar «la brecha salarial, la violencia machista o el techo de cristal a que se enfrentan cada día las mujeres», la manifestación continuó su recorrido, finalizando en la plaza del Marqués, donde la cantante Anabel Santiago fue la encargada de leer un manifiesto que concluyó con la petición de dimisión del ministro de Justicia.

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