El Ayuntamiento apaga farolas para «reducir el exceso de iluminación»

La Concejalía de Mantenimiento y Obras de Infraestructuras está decidida a poner coto al «exceso de iluminación nocturna» detectado en algunas zonas y lo hará buscando un mayor equilibrio en cuanto a la igualdad de intensidad de luz en la ciudad. El concejal Manuel Arrieta indicó que lo que se está haciendo es «el apagado o regulación de bastantes zonas en las que, por ejemplo, a partir de una hora se apaga todo. Esa es la forma más barata e inmediata de hacerlo», indicó el titular de la concejalía.

Ya hay ejemplos que los ciudadanos pueden comprobar de esta política contra la contaminación lumínica y de la cual «nadie se ha quejado», asegura. Uno de ellos es el apagado de los reflectores ubicados sobre las pérgolas del Muro y que están dirigidos a la playa. Arrieta explicó que «la gente se ha dado cuenta de que con la luz de las farolas del paseo y las de la avenida de Rufo Rendueles se ve perfectamente». Otro ejemplo es lo que ocurre en la avenida de la Pecuaria, que cuenta con farolas no solo en las aceras, sino también en la mediana ajardinada. «Hemos apagado las del centro y la idea es aprovecharlas y trasladarlas a otro lugar donde sean necesarias. No tiene sentido que en una avenida como esa se esté en unos niveles de iluminación tan altos», señaló el edil.

Por supuesto que el Ayuntamiento sabe que hay excepciones. Concretamente, «en aquellas cosas que se quieran resaltar más con vistas al turismo», pero, en general, «hay zonas con unos niveles de luz muy por encima de los mínimos que marca la normativa», insistió.

Uno de los problemas a los que tienen que hacer frente las autoridades municipales es el agravio comparativo entre los vecinos de unas calles y los de otras más iluminadas: «Que tengan menos luz no quiere decir que no sea suficiente de acuerdo con la norma, lo que ocurre es que, a lo mejor, dos calles más allá parece que hay luz como para una verbena».

Manuel Arrieta también considera llamativo el número de modelos diferentes de farolas que pueden verse en la ciudad. «Cuando vienen representantes de distintas marcas de luminarias nos dicen que Gijón es como un expositor de marcas, modelos y tipos. Es algo que se podría entender en un tiempo en que la economía lo permitía, pero ahora mismo es impensable». De todas formas, el concejal cree que «la gente entiende» las medidas que se están tomando para controlar la iluminación y tabién el gasto.