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Fachada del Centro de Arte Rupestre 'Tito Bustillo' de Ribadesella, que está a punto de cumplir tres años, que se encuentra ubicado a escasos metros de la cueva . :: N. A.
Amplio potencial, incierto futuro
Oriente

Amplio potencial, incierto futuro

A punto de celebrar su tercer aniversario, Ribadesella no termina de ver colmadas sus expectativas con este equipamiento La caída de visitantes ha abierto un nuevo debate sobre el Centro de Arte Rupestre 'Tito Bustillo'

JUAN GARCÍA

Lunes, 20 de enero 2014, 08:35

El 15 de marzo próximo cumplirá tres años. El Centro de Arte Rupestre (CAR) 'Tito Bustillo' de Ribadesella llegará a su tercer aniversario cargado de incertidumbre y con un futuro tan incierto como el de los cientos de miles de jóvenes españoles que buscan un puesto de trabajo. El por qué de esa incertidumbre se escribe con cifras, las correspondientes al número de visitantes que accedieron al museo en el último año. En total fueron 34.299 usuarios, un 7,8% menos que en el año anterior. El museo acaba de estrenarse y lo hace con una merma clara de visitantes, tres mil menos que en 2012. Además en este caso, la excusa de la crisis económica pierde valor porque tanto el Museo del Jurásico de Colunga como el Parque de la Prehistoria de Teverga aumentaron visitantes en 2013. El MUJA creció un 2,7% y el centro tevergano lo hizo en un 20,7%, superando por primer vez los veinte mil visitantes (21.142 exactamente). De continuar en esta progresión, pronto quedará equiparado al museo riosellano, el que fue llamado a convertirse en el motor turístico del Oriente de Asturias. Un motor que parece haberse gripado. Sin embargo, todo tiene solución.

Aunque siempre se ha dicho que lo que mal empieza mal acaba, en Ribadesella son muchos los que creen en la salvación de este centro. Todo es cuestión de renovarse, de cambiar aquellas piezas del gripado motor que no funcionan. Foro y PP llevan más de dos años reclamando un giro en la gestión y un cambio en los contenidos. Sin embargo, estos siguen sin llegar y los más de 11 millones de euros invertidos en este equipamiento corren el riesgo de evaporarse, como en su día le ocurrió al Paraíso Rupestre. La complicada gestación de ambos proyectos fue tan alta que acabó en un parto traumático. El CAR 'Tito Bustillo' sobrevivió, pero su estabilidad aún está en el aire. Lejos quedan aquellas primeras quince jornadas de puertas abiertas del mes de marzo de 2011, en las que cerca de ocho mil personas accedieron al museo. Hoy en día, teniendo en cuenta que en el mes de enero permanece cerrado por motivos de mantenimiento, la media mensual de visitas ronda las tres mil personas, un centenar al día.

Punto y aparte

Y llegados a este punto, ¿qué debe hacerse para acabar con esta desaconsejable situación?. Hay quien apunta a que el primer paso debería ser poner en marcha y en buenas manos la cafetería del centro. Se trata de uno de los atractivos más importantes de un edificio que, por sí solo, costó 8,7 millones de euros. Esta cafetería cuenta con una terraza-mirador espectacular y tiene además espacio suficiente para acoger eventos suplementarios a las actividades y talleres del centro. Aunque bien es cierto que la apertura de esta instalación tendrá que venir acompañada de la creación de plazas de aparcamiento en su entorno. A partir de aquí, el objetivo básico pasará por transformar y mejorar los principales contenidos de un centro cuyo proyecto museográfico costó 2,5 millones de euros. Éste quedó dividido en seis áreas.

La primera, dedicada al descubrimiento de la cueva y sus pioneros exploradores, podría mantenerse tal y como está. En esta sala se exhiben portadas y recortes de prensa relacionados con el hallazgo, además de algunos de los útiles que se emplearon en la exploración: cascos, candiles, cuerdas y piolets. Se completa con la proyección permanente de un vídeo sobre una pantalla de doble cara, en el que se recogen declaraciones de algunos de sus colonizadores. Esta sala sirve de homenaje a todos ellos.

Desde este lugar y casi de forma simultánea se accede al segundo apartado, dedicado al origen geológico del Macizo de Ardines. El visitante se encuentra aquí con una gran maqueta audiovisual sobre la que se interpreta de forma espectacular y sencilla la formación cárstica de las principales cuevas riosellanas. Se trata de una maqueta sensorial en la que se reproduce el tsunami cenozoico que inundó el macizo y alcanzó las tierras altas de la primitiva Ribadesella. Esta zona, una de las mejores del museo, se completa con un plano-planta luminoso de la cueva en el que se localizan los conjuntos de arte parietal hasta ahora descubiertos.

Merece la pena detenerse en este segundo espacio, porque el tercero es de reducido interés y se convierte en uno de los candidatos a mejorar o cambiar por completo. Está compuesto de nueve columnas asimétricas en las que se distribuyen vitrinas triangulares donde se exhiben reproducciones del arte mueble localizado en la cueva: arpones, azagayas, colgantes, adornos, bastones de mando o la hermosa cabeza de cabra de Tito Bustillo. Este tercer área se complementa con otro audiovisual en el que varios científicos e investigadores exponen sus teorías sobre la cueva.

Desde aquí y a través de un oscuro túnel de prismáticos paneles se accede al área cuarta, aunque el visitante puede entretenerse antes encendiendo otro grupo de vitrinas triangulares insertadas en sus paredes. La cuarta sala está centrada en el Panel Principal de Tito Bustillo. Un audiovisual de magnífica factura, proyectado sobre una gran pantalla, ayuda a reinterpretar el sentido simbólico de los grabados y pinturas de ese gran panel: su imperceptible bisonte, sus renos, bóvidos y equinos además de la hermosa Cabeza de Caballo. El habitáculo donde se exhibe se encuentra en penumbra y los visitantes disponen de extraños taburetes que siguen la misma geometría de las paredes que intentan simular la realidad de una cueva.

Una reproducción

Este audiovisual podría ser un gran acierto si en el área contigua se mostrase una reproducción general y a tamaño natural del fantástico Conjunto X de la cueva riosellana. Pero no es así. Ésta reproducción está, por extraño que parezca, a unos cuantos kilómetros de distancia, en el Parque de la Prehistoria de Teverga.

El área quinta está reservada para los rincones ocultos de la cueva. Es la más grande en tamaño y sin duda la más desacertada. Unas paredes de escayola, que intentan parecerse a una caverna, la subdividen en diferentes sectores donde con unos paneles luminosos se descubren aquellos lugares que no se muestran en la visita a la cueva natural. Entre ellos, la Galería de los Antropomorfos, el Conjunto de la Ballena, el Panel de los Zoomorfos, la Galería de los Caballos o el misterioso Camarín de la Vulvas.

Con este último se comete el mayor de los errores del museo. Se presenta en una desafortunada reproducción que no hace justicia al camarín real. Así que el mayor de los esfuerzos a la hora de mejorar los contenidos del museo debe hacerse en esta sala y en la siguiente. La sexta y última estancia pretende contextualizar las muestras artísticas de Tito Bustillo con otros yacimientos asturianos y de la costa hispano-fancesa. Se hace a través de seis grandes mesas circulares con las que el visitante puede interactuar, siempre que éstas funcionen correctamente.

Así finaliza el recorrido por un museo que abrirá de nuevo sus puertas el sábado 1 de febrero. El 2014 marcará su devenir. Ya no es que se pretenda alcanzar en número las visitas del Museo Jurásico de Asturias (121.000 el año pasado), pero sí duplicar o triplicar las que recibe la propia cueva de Tito Bustillo, una caverna paleolítica que, por motivos de conservación, cuenta con un reducido cupo diario de visitantes y un corto período de apertura. Este año iniciará la temporada el 12 de abril y la extenderá hasta el 2 de noviembre, permaneciendo cerrada los lunes y los martes y el fin de semana de la Fiesta de Piraguas, los días 9 y 10 de agosto.

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