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GUILLERMO F. BUERGO
Lunes, 13 de enero 2014, 08:33
El epicentro futbolístico de la comarca se encontraba situado ayer en Cangas de Onís, en el derbi de Segunda Regional que en el Nuevo Santa Cruz disputaron el Cánicas y el Arenas del Sella. La victoria cayó del lado del Cánicas y llegó en el tercer minuto de la prolongación, en el 93 (1-0).
El partido entre dos equipos cuyas localidades de origen se encuentran separadas por apenas seis kilómetros, resultó disputado, tenso y caliente pero sin malas intenciones entre los rapaces que se vistieron de corto. La primera parte fue de claro dominio parragués y tras el descanso fueron los cangueses quienes llevaron la iniciativa.
En el minuto 44 se produjo una jugada polémica al anular el juez de línea un gol al Arenas del Sella. Los parragueses botaron una falta lateral y el debutante Ortea, que venía desde la segunda linea, llevó el balón a la red. Varios compañeros, sin intervenir en el desenlace, se encontraban en fuera de juego posicional y eso fue lo que señaló el hombre del banderín.
El Cánicas salió más entonado tras el descanso y pasó a controlar la situación, partiendo de un claro dominio de la parcela central. Las ocasiones de gol escaseaban y el encuentro parecía condenado al empate sin goles. Así se llegó al minuto 93, cuando el Cánicas disfrutó de la señalización de una falta fuera del área. Colgaron el esférico sobre la olla y en un tremendo barullo un defensor parragués introducía la pelota en su propia portería.
En los prolegómenos del partido recibió un cálido y cariñoso homenaje Armando Mori, el más veterano futbolista del Cánicas entre los que permanecen vivos. Los dos equipos abrieron pasillo a Mori y en el centro del terreno de juego recibió una placa de plata de manos de José Manuel González, alcalde de Cangas de Onís, y Ramón Hevia, presidente del Cánicas. Armando Mori se encontraba acompañado por sus nietos Ricki y Efrén, que defienden en la actualidad la roja camiseta del Cánicas.
En Primera Regional, el Ribadedeva se imponía al Madalena Morcín que había llegado a Colombres como segundo clasificado (1-0). El único gol del encuentro lo materializaba Cristian, en el minuto 12, tras recortar a dos zagueros y batir al cancerbero visitante con un disparo raso. Cuatro minutos antes pudo haber marcado Jesús, en un mano a mano con el portero visitante Saúl, pero el guardavallas sacó el balón con el pie. En la primera parte dominó el Ribadedeva y tras el descanso el encuentro resultó igualado. La mejor virtud del Ribadedeva fue la de no caer en el juego al margen del reglamento que quisieron imponer los jugadores visitantes.
La Piloñesa derrotaba al Manuel Rubio en su desplazamiento a Gijón (1-2). El primer gol visitante llegaba en el minuto 53 y lo materializaba Borja al recoger un pase de Quique. En el 76 empataban los gijoneses al aprovechar un lanzamiento de banda. Y a falta de cuatro minutos para la conclusión Quique firmaba el tanto de la victoria piloñesa. El encuentro resultó muy igualado y los locales, altos y fornidos, generaban ocasiones de peligro en los lanzamientos de banda y córner.
El San Jorge empataba frente al Villaviciosa en el Ereba (0-0). En la primera parte el San Jorge fue dominador claro del encuentro y sus jugadores Fran, Pinín y Faus no acertaron a materializar tres buenas llegadas frente a la portería maliaya. Tras el descanso, el colegiado se erigió en el gran protagonista y expulsó a tres jugadores del San Jorge: Quique, Carlos y Pinín, y al entrenador Alberto Fernández. Las cuatro expulsiones tuvieron su origen en conversaciones, en darle a la lengua. Los visitantes, a pesar de contar con una importante superioridad numérica, sólo dispararon en una ocasión sobre la portería local.
El Ribadesella caía derrotado en Sotrondio frente al San Martín, líder destacado de la categoría (2-0). El partido parecía destinado al empate a cero goles. Los locales demostraban ímpetu ofensivo pero sin peligro para la zaga riosellana que se defendía con orden. Y entonces apareció el colegiado que expulsó con roja directa a Martino en la primera parte y a Hugo del Dago, en el 51, a quien le enseñó dos tarjetas amarillas de forma consecutiva. Y como con nueve jugadores queda más campo libre que con once, los locales anotaron su primer gol en el minuto 64 y un poco más tarde materializaban el segundo.
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