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MARCO MENÉNDEZ
Domingo, 5 de enero 2014, 10:48
El jarofix se ha convertido en el controvertido protagonista de los últimos meses en la parroquia de Cenero, después de que la empresa Ecoterra solicitara permiso para ampliar su actividad en el vertedero que tiene en La Enmesnada (Carbaínos) y recoger los residuos que genera la empresa Asturiana de Zinc (Azsa) y que de momento se están depositando en El Estrellín (Avilés). La Asociación de Vecinos L'Abadía de Cenero 'Los 16' se opone frontalmente a este proyecto, mientras que la empresa advierte de que hay muchos empleos en juego. Entre tanto, en el Ayuntamiento de Gijón, que es quien debe conceder la licencia para ampliar la actividad de la cantera, hay cierta ambigüedad por parte del equipo de gobierno. Por contra, la oposición pide información y una solución al problema.
Pero, ¿qué es el jarofix? Se trata de un material compuesto por jarosita sólica y cemento. La jarosita, también llamada piedra de alumbre, es un material asociado al zinc, por lo que mediante una operación hidrometalúrgica se separa de éste en las instalaciones de Azsa. La jarosita que se deposita en los filtros de la fábrica se mexcla con un 2% de cal y un 10% de cemento. De esta manera, se consigue un material manejable que se denomina jarofix y es el destinado a los vertederos. Algunos estudios apuntan, incluso, que se podría utilizar en la construcción de terraplenes y en algunas capas de asfalto para carreteras.
Postura del Consistorio
Si es peligroso para el medio ambiente o no está en el fondo del debate, ya que hay opiniones para todos los gustos. Los vecinos de Cenero lo tienen claro y no quieren el jarofix cerca de sus casas. Ángel Salas, portavoz de la comisión ambiental El Texu, de la asociación vecinal, explica que, entre otras cosas, la ampliación de la actividad del vertedero «no es conforme con el Plan General de Ordenación (PGO) de Gijón». Y se basa en dos informes técnicos realizados los pasados meses de enero y marzo en los que se indicaba que «no era una actividad autorizable y denegaban radicalmente la petición de Ecoterra para incrementar la licencia. Es un asunto que en ese momento debería haber sido desechado».
El caso es que el equipo de gobierno ha de decidir si declara la utilidad pública o interés social de la ampliación de la actividad del vertedero o, por el contrario, lo rechaza. El equipo de Carmen Moriyón había defendido la primera opción en base al PGO de 1999, a toda cuenta que el actual está anulado por una sentencia judicial. Pero el caso es que a finales de noviembre la alcaldesa, Carmen Moriyón, se reunió con los vecinos en Sotiello y aseguró que descartaba el vertido de jarofix en la parroquia.
Ese cambio de criterio sin, aparentemente ofrecer información suficiente al respecto, es lo que se critica desde la oposición municipal, aunque reconocen que la decisión final depende de la junta de gobierno o, en su defecto, del pleno municipal. Pero lo más importante es la información. Así lo considera el concejal popular Francisco Rodríguez Cubiella, quien reclama que «lo que se haga, se haga bien. Es necesario que se informe bien sobre las consecuencias medioambientales, aunque es cierto que lleva mucho tiempo depositándose el jarofix en Avilés y parece que no pasa nada».
«Solución con claridad»
De todas formas, en su opinión, la solución pasa por «dar seguridad a los vecinos e información, que ha fallado bastante. Además, no ayuda el posicionamiento de oscurantismo del Ayuntamiento, porque lo que hace quince días no valía, ahora dicen que sí. No tiene un posicionamiento serio. Pero tampoco hay que perder de vista de que detrás de esta operación hay un grupo de empresas con unos puestos de trabajo y un capital social. Por eso, hay que dar una solución para todos y con claridad».
La actividad del vertedero de Ecoterra está centrada en tierras y piedras procedentes de excavaciones. La caída de la actividad en el sector de la construcción es lo que le ha dado esta oportunidad de negocio de la mano de Azsa, por lo que solicitó la correspondiente modificación de la licencia. El gerente de Ecoterra, Rodrigo Escribano, había explicado a EL COMERCIO que ya disponían de todos los documentos por parte del Principado y que sólo piden que el Ayuntamiento cubra el último trámite, algo que ahora parece difícil tras el último posicionamiento del equipo de gobierno.
Ecoterra quiere desarrollar en este vertedero un proyecto valorado en 10 millones de euros y asegura que el jarofix no es un residuo peligroso, «ni contaminante ni raciactivo». Es más, aunque se tipifica como resduo industrial, «está catalogado como no peligroso, es inocuo».
¿Qué puede ocurrir si no se concede esta licencia? Ecoterra cree que tendrá que cerrar, ya que el vertedero no es viable sólo con el material procedente de movimientos de tierras, afectando al empleo. Este extremo es desmentido por los vecinos. Ángel Salas apunta que «es falaz decir que se perderán 200 puestos de trabajo. Juegan a meter miedo a la gente. Azsa va a tener que hacer vertidos de jarofix y las empresas excavadoras y de transportes que se ocupen de ello lo harán aquí o en otro sitio. El mundo no se vendrá abajo porque no sea aquí».
Los vecinos de Cenero ven la situación «con cierta tranquilidad» después de que el equipo de gobierno municipal fijara su postura al respecto. «Confío en que reine la cordura», apuntó Ángel Salas.
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