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Autorretrato (?). Atribución
El Bellas Artes celebra a Carreño Miranda en su cuarto centenario
Cultura

El Bellas Artes celebra a Carreño Miranda en su cuarto centenario

El museo de Asturias impulsará el catálogo razonado y estudio de su obra con motivo de la efemérideA su mano pertenece la joya de las colecciones regionales, el retrato de Carlos II, que hoy integra la exposición sobre Velázquez en el Prado

PACHÉ MERAYO

Domingo, 5 de enero 2014, 14:24

Con 2013 quedó atrás el año de Darío de Regoyos. El nuevo calendario viene con nuevos nombres de alcurnia artística. Uno de ellos es el asturiano Carreño Miranda (Avilés, 1614 -Madrid, 1685), una de las figuras principales del escenario pictórico cortesano de la segunda mitad del siglo XVII, periodo al que, según el experto Javier Portús Pérez, «aportó un estilo que mezcla solidez estructural con un notable gusto por el color». Nacía Carreño Miranda un 25 de marzo y será ese el mes elegido por el Museo de Bellas Artes de Asturias, donde su mano está extraordinariamente representada, para poner en marcha un programa de actividades destinado a público de todas las edades. Talleres, conferencias y visitas guiadas por las obras que del pintor cuelgan en el Palacio de Velarde tratarán de dar lustre y acercar su legado. Pero el hecho que pretende subrayar su existencia y celebrar definitivamente su pintura va más allá de ese programa. El museo tiene previsto, al igual que se hizo con Regoyos en su centenario, «impulsar el estudio y catalogación de las obras que conforman su herencia, con la intención de que tal trabajo «culmine en una publicación monográfica que permitirá conocer mejor tanto la obra de este insigne artista asturiano como los fondos del museo».

Unos fondos en los que se da cuenta tanto de su etapa temprana, con lienzos pintados en sus años de juventud, como de su mano maestra, con una obra cumbre en su trayectoria que es a la vez corona de las colecciones regionales. Es decir, el retrato de Carlos II, monarca que Carreño llevó al lienzo en varias ocasiones y que en éste que habitualmente cuelga en el museo de Asturias tenía solo 10 años. Actualmente esta importante pintura luce sus trazos en el Prado, al que fue prestada para enriquecer la exposición 'Velázquez y la familia de Felipe IV' en la que el pintor asturiano tiene un protagonismo especial. De hecho, la exposición más visitada del año hace efectiva, con los pinceles de Carreño, una explicación de la continuidad de la escuela de Velázquez y el desarrollo del retrato cortesano al que dedicó tantas telas.

'Carlos II a la edad de 10 años' volverá en febrero de Madrid para regresar a la sala que preside y en la que también se muestran los otros óleos del maestro nacido en Avilés (aunque Carreño también se ha disputado su cuna) que la principal pinacoteca asturiana ha ido adquiriendo desde 1981, año en el que, precisamente, ingresó este lienzo de más de dos metros por uno y medio, pintado en 1671. El Carlos II es sin duda una de las joyas del Bellas Artes, pero también es «una pieza de gran relevancia dentro de la producción de su autor», que, por cierto, la creó el mismo año que fue nombrado pintor de cámara de Felipe IV, lo que ocurría el 11 de abril de 1671.

Obras expertizadas

En total el museo asturiano cuenta con seis obras de Carreño, aunque dos de ellas no han sido expertizadas o, mejor dicho, en sus análisis no se ha logrado arrojar determinación absoluta sobre su autoría. Es decir, se trata (y así se exhibe en las sala) de obras atribuidas, cuya mano creadora está asociada a más de un nombre.

No es ese el caso del mentado retrato de corte, como no lo es de otros tres lienzos en los que se detecta el «gran sentido de elevación» de sus pinceles, «característico en todas las obras de Carreño», que era hijastro y discípulo de Pedro de las Cuevas, «de gran influencia en la generación contemporánea de Velázquez».

Las otras piezas de Carreño que exhibe orgulloso el museo son la 'Magdalena penitente', de 1647; un 'San Hermenegildo' del mismo año y un 'San Francisco de Asís' de dos inviernos anteriores (1945). Las tres, junto con las dos piezas atribuidas, están expuestas en la primera planta del Palacio de Velarde, en la sala dedicada a la pintura barroca española.

Sobre la 'Magdalena penitente', obra de su primera época, se sabe que procedía de su familia andaluza. De hecho fue adquirido en Cádiz, donde había llegado a principios de siglo XX. Fue el segundo cuadro que el museo compró de Carreño con clara intención de hacer su presencia evidente en las colecciones en las que ingresó en 1982. El 'San Hermenegildo', pintado en 1647 y de hechuras algo más pequeñas que la Magdalena (168 x 127 cm), es también un lienzo trabajado al óleo, de 117 x 97,5 centímetros. Llegó al museo dos años después, en 1984. La cuarta obra, el 'San Francisco de Asís', pintura de 1645 (199 x 141 cm) tardaría en unirse a los fondos diez años. Su adquisición se produjo en 1994. Este cuadro, que representa a San Francisco predicando, rodeado de flores, se sitúa estilísticamente en la etapa juvenil. Como en las dos telas anteriores presenta «gran ligereza, una pincelada fluida y una paleta luminosa y colorista».

Las dos obras atribuidas son un 'Ecce homo', salido del taller del pintor, que no se sabe si fue realizado por él o por Mateo Cerezo, uno de sus discípulos más aventajados, y un supuesto autorretrato. Adquirido en 1993 tiene varios pretendientes en lo que autoría se refiere. Algunos estudiosos lo atribuyen a Francisco Rizi, otros consideran que es un retrato de Francisco Rizi realizado por su discípulo Isidoro de Arredondo, pero también hay teorícos que apuntan al autorretrato de Carreño, hipótesis que se ampara en un grabado de sus propios gestos que se conserva en la Biblioteca Nacional y con el que hay muchas similitudes.

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