La dependienta más joven

Observando durante unos minutos a Verónica Molleda tras el mostrador de su puesto en el mercado de El Fontán, nadie diría que lleva tan solo unos meses agarrando las riendas del negocio familiar. Fue el pasado octubre cuando la joven comenzó a vender las frutas y verduras, como hiciera antes su abuela y antes aún su bisabuela. «En realidad desde muy pequeña venía aquí. Crecí en el mercado», explica. Por su casa ronda alguna fotografía de Molleda con 6 años encaramada en una silla para poder llegar a la caja registradora de Frutas Ana, la tiendina de su abuela. Ya de adolescente ponía el despertador al amanecer para viajar a Oviedo desde Pola de Siero y llegar puntual a la apertura diaria del negocio. Por eso, al cumplir los 18 años que tiene ahora mismo, decidió que sería ella quien despacharía en El Fontán.

Su abuela Ana enfermó hace unos años y la frutería estuvo cerrada un tiempo. «Aprovechamos para hacer reforma y así yo terminaba mis estudios», revela Molleda. Con la reapertura, además de frutas, verduras y huevos, los productos que siempre ha vendido su familia, el puesto oferta mermeladas, legumbres, conservas y algunos licores. Así mientras que recuperan la clientela de antaño, también atraen a algunos nuevos compradores. «Muchos de los clientes ya venían a comprar a mi abuela Ana, o son hijas de aquellas señoras que se acercaban a la frutería», relata.

«Lo más fresco posible»

Y muchas de esas compradoras reconocen el parecido entre abuela y nieta. «Se acercan y me preguntan si tengo algo que ver con la anterior dueña. Dicen que nos parecemos», describe entre risas. Algún día que otro se encuentran a Ana por allí. «Viene a reñir, dice que las peras tienen que estar más derechas y da muchas órdenes», bromea la joven. En realidad, cree que su ayuda es fundamental. Los domingos por la tarde, en la sobremesa del almuerzo familiar, abuela y nieta repasan las facturas semanales y preparan los pedidos que realizan al menos dos veces a la semana «para ofrecer el producto más fresco posible», afirma.

Frutas Ana lleva en el mercado de El Fontán justo 18 años, los mismos que tiene Molleda, pero antes su abuela y su bisabuela vendían en el exterior, en Daoíz y Velarde, donde aún se colocan las vendedoras que llegan desde la zona rural con su producto. «Traían huevos en una cesta y los repartían por las casas. En un día de mercado podían vender 50 docenas, ahora si vendes diez en una semana ya es bastante», cuenta la dependienta «más joven»-.

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