El guardia civil que cayó a las vías tras una persecución en Meres demandará a Feve

El agente Carlos Moutón Egido, de 34 años, se plantea demandar a la compañía ferroviaria Feve por su presunta responsabilidad civil subsidiaria en un delito de omisión del deber de socorro en el que podría haber incurrido el maquinista del tren de pasajeros que, el 14 de julio de 2011, impactó contra él tras precipitarse a las vías cuando perseguía a un vecino de Colloto de etnia gitana que momentos antes había supuestamente intentado robar chatarra en una empresa de Meres (Siero). El maquinista no acudió a auxiliarle a pesar de que reconoció que le habían autorizado a bajarse del tren, después de que alertara de que era consciente de que había ocasionado «un golpe» y desconocía «si había atropellado a una o dos personas». Aunque «iba pitando» y había activado el sistema de alarma y posteriormente de frenado no pudo evitar la colisión, pero, en ningún momento, fue a socorrerle.

El agente padece graves secuelas desde que sufrió el accidente. A la incapacidad absoluta que los tribunales le han reconocido y que le mantiene apartado del ejercicio laboral indefinidamente se suma la imposibilidad de poder seguir realizando una actividad normal en su vida diaria. La sentencia absolutoria dictada por la Audiencia Provincial por la que se exime de cualquier responsabilidad penal a Arturo M. M., viene a reforzar aún más su impotencia y su desconfianza hacia la Justicia: «Me siento desamparado», reconoce. Una sensación que ahora se ha trasladado a sus compañeros de la Guardia Civil, que entienden que, en circunstancias similares, se les deja desprotegidos. «Sin comerlo, ni beberlo, estoy en esta situación. Estaba realizando un servicio a la sociedad y quedar así es un poco triste», admite.

Los hechos

Moutón tiene grabado en su memoria el día de los hechos, justo hasta el momento crucial de la caída y ese instante es del que mantiene una imagen más borrosa. Precisamente esa incorrección de detalles fue en la que se basó, a su juicio, la decisión de los magistrados para absolver a Arturo M. M. «Fuimos a un servicio tras recibir un aviso por un robo. Al dar el alto en el bosque de Meres, los delincuentes salieron corriendo. Mi compañero fue hacia uno y yo hacia el otro. Logré alcanzarlo, le apresé, se revolvió y forcejeamos. Él se movía y forcejeaba. Tengo la sensación de que me arrojó, pero no es una certeza, es una sensación», rememora.

Aunque sabía que su amnesia en este extremo podía perjudicar su causa, el guardia civil actuó como le dictaba su conciencia y trasladó al tribunal de la Audiencia Provincial únicamente sus recuerdos más nítidos. «Al menos yo soy la única persona que dormirá tranquilo, porque dije la verdad cuando ante el tribunal expliqué que no recordaba físicamente que me había empujado aunque tengo la sensación de que me arrojó a la vía», reitera.

Carlos Moutón no puede evitar caer en el desánimo ante el fallo judicial. «Es una sentencia injusta», valora. Aunque reconoce que quizá podía llegar a ser asumible que no se tratara de un intento de homicidio, como sostenía su abogado Ignacio Manso Platero, que ejercitaba en su nombre la acusación particular, opina que al menos podían haber condenado al delincuente a sendos delitos de omisión del deber de socorro y atentado contra un agente de la autoridad, ya que iba de uniforme y estaba desarrollando su actividad profesional.

De momento no se plantea interponer un recurso contra la sentencia absolutoria. Descarta esta posibilidad porque «el recurso, al ser de parte, sería muy costoso y al haber sido la sentencia de la Audiencia Provincial tan desfavorable, no voy a recurrir al Tribunal Supremo». La Unión de Guardias Civiles (UGC), asociación profesional a la que pertenece, valorará la posibilidad de prestarle asistencia jurídica en el caso de que decidiera finalmente interponer un recurso de casación. «Es una posibilidad que tengo que evaluar porque no quiero comprometer a la asociación con unas costas tan elevadas», incide.