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EVA MONTES
Jueves, 21 de noviembre 2013, 06:03
La Plataforma Asturiana por la Escuela Pública quiso convocar para la tarde de ayer la manifestación contra la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), para hacerla coincidir con su aprobación en el Senado, pero un retraso en la tramitación en la Cámara alta ha hecho que la protesta callejera se haya producido 24 horas antes. En cualquier caso se trataba solamente de una cuestión de marketing, «porque aunque la ley se apruebe, aunque entre en vigor, vamos a promover una campaña de desobediencia civil», anunció la portavoz de Suatea, con la anuencia del resto de los miembros de la Plataforma: UGT, CC OO, FAPA Miguel Virgós y Sindicato de Estudiantes, quienes presidían la manifestación que reunió a unas 2.000 personas en Oviedo.
Beatriz Quirós puntualizó que «en estos momentos todas las organizaciones de la Plataforma estatal estamos preparando un congreso que tendrá lugar en primavera, entre finales de marzo y finales de mayo, donde plantearemos la educación que queremos». Y una de las propuestas de SUATEA es «estudiar cómo organizar la resistencia. Ahí es donde la comunidad educativa tiene que debatir cómo, entre todos, nos volvemos a hacer con la gestión democrática de los centros».
La idea de una desobediencia civil, consistente en sortear la aplicación de la ley, «la compartimos el resto de las fuerzas de la plataforma», precisó Maxi Fernández, antes de señalar que «el ministro nos impuso un muro infranqueable que nosotros tenemos que derrumbar», apuntaló la secretaria general de FETE-UGT. En ese mismo sentido se manifestó el portavoz de CC OO, quien vinculó las movilizaciones con que «la ley se retire de una vez por todas». Enrique Fernández se mostró «seguro» de que «la comunidad educativa unida seremos capaces de que el PP retire la ley».
Pero fue Beatriz Quirós la que dibujó un panorama más tenebroso al señalar que «está claro que esta ley va a convertir la vida de los centros en un infierno. Los trabajadores pueden ser despedidos de un día para otro, los interinos van a ser escogidos a dedo en función de si les gustan o no al director, al que la ley convierte en un gerente con mando en plaza para despedir al profesorado y seleccionar al alumnado. Y eso no lo podemos consentir».
Los dos millares de manifestantes de ayer expusieron una docena de razones por las que «estamos aquí», que se resumían en una: derogar la ley. Y los estudiantes hicieron su aportación: una huelga seguida por el 80% del alumnado de ESO y de FP, y el 50% de Universidad. Siempre según la contabilidad estudiantil.
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