Secciones
Servicios
Destacamos
M. MENÉNDEZ
Martes, 19 de noviembre 2013, 01:23
Las fuerzas vivas asturianas estaban convencidas en 1929 de que la autopista Gijón-Oviedo tendría «gran trascendencia para el turismo», pero uno de los principales objetivos, además de potenciar los aspectos comercial e industrial, era solucionar el problema de la vivienda, con la construcción de nuevas casas a lo largo de toda la vía. Tal sería el caso que EL COMERCIO destacaba «el extraordinario auge que alcanzaría nuestra vida veraniega, pues la playa de San Lorenzo sería la de una población de hasta 30 kilómetros de fondo».
Desde Madrid también se resaltaba esta idea y en la prensa de 1928 se indicaba que «en Asturias podríamos tener la ciudad jardín lineal Oviedo-Gijón, de 26 kilómetros de longitud, hecha como complemento de la proyectada autopista; ciudad lineal que uniría, a través de un paisaje encantador y eternamente verde, dos ciudades tan importantes, tan hermosas y de tan brillante porvenir como la capital del Principado y el gran puerto y lindísima ciudad veraniega de Gijón».
Se pensaba entonces que esta unión de ambas población sería tan importante que las transformaría «en una sola» y se resaltaba que no sería extraño que en pocos años «la comunicación entre las dos ciudades fuese urbanas», ya que a ambos lados de la vía estaba prevista la construcción de edificaciones y «serán muchos los que aprovechen tan magnífico emplazamiento para su vivienda, dadas las grandes facilidades que ha de ofrecer la pista en punto a transportes». Es más, se consideraba ya un hecho el tranvía Oviedo-Gijón y que también las líneas de autobuses aprovecharían el nuevo trazado, «contribuyendo estas facilidades a que se poblase la autopista de edificios en toda su longitud».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.