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RAMÓN AVELLO
Domingo, 29 de septiembre 2013, 14:26
Con la interpretación del 'Réquiem', se celebró en la tarde de ayer el homenaje a Giuseppe Verdi con motivo del bicentenario de su nacimiento en una abarrotada (unas 1.000 personas) Basílica de Santa María la Real de Covadonga. El concierto, dirigido por Rossen Milanov, estuvo interpretado por la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), el Córo de la Ópera de Oviedo y los solistas Michelle Johnson (soprano), Vesselina Kasarova (contralto), Mario Zeffiri (tenor) y Yuri Boroviev (bajo). Antes del concierto intervino el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes que estuvo acompañado del alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González y de la consejera de Cultura del Principado, Ana González.
La 'Misa de Réquiem', escrita por Verdi a la memoria del poeta y novelista Alejandro Manzoni simboliza la expresión trágica y rebelde del ser humano ante la muerte. Una especie de sentimiento de desasosiego ante la voluntad divina. El denso sentido dramático y musical de Verdi se plasma en los siete números del Réquiem, algunos no exentos de efectismos teatrales y siempre de una emotividad sobrecogedora. La versión de la que disfrutó ayer el público fue de gran nivel vocal e instrumental. Un coro, con un grandísimo relieve y destacados cantantes, especialmente Kasarova que recibió una gran ovación.
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