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Y. DE LUIS
Domingo, 29 de septiembre 2013, 03:39
Dos años de espera para su puesta en marcha y todavía pueden ser varios meses, o incluso un año más si todo fuera bien y en los próximos días se resolviera el trámite administrativo pendiente para poner en marcha el emisario y el colector de la margen derecha. Los ecologistas saben muy bien cómo funcionan los saneamientos en Asturias y los problemas que genera el mar Cantábrico a sus infraestructuras, por eso el portavoz del Colectivo Ecologista de Avilés, Fructuoso Pontigo, se muestra cauto sobre lo que pueda ocurrir cuando las últimas tuberías del saneamiento de Avilés se pongan en marcha.
«El Cantábrico no es el Mediterráneo, aquí asistimos cada poco tiempo a roturas en los emisarios, el nuestro lleva finalizado dos años y no creo que nadie haya comprobado en qué estado se encuentra», apuntó Pontigo, a la vez que recordaba roturas en esta infraestructura en Villaviciosa, Navia o incluso en Castropol, que está en una ría.
Para los ecologistas, el retraso que acumula la puesta en marcha del emisario y el colector industrial «es una tomadura de pelo total». Según Fructuoso Pontigo, «en los 80 ya nos decían que se iba a hacer el saneamiento y que se iba a hacer muy rápido, con lo que llevamos 30 años de retraso en esta obra y no parece que haya perspectivas de que pronto se termine».
Además, el Colectivo Ecologista junto con otras asociaciones conservacionistas, ha puesto en duda más de una vez la capacidad del saneamiento. «Cuando se ponga en marcha tampoco sabemos si saneará la ría porque en realidad lo único que estamos haciendo es llevar las aguas residuales un poco más lejos a través de la tubería del emisario situada en Xagó. Ahora las aguas que son tratadas en la depuradora vuelven a ser vertidas a la ría. «Ellos nos dicen que al echarlas mar adentro a través del emisario la depuración se completa de forma biológica, ¿pero qué pasa, por ejemplo, si en las aguas quedan trazas de metales pesados?».
Los ecologistas no se fían del sistema de depuración de grandes industrias, cuyas aguas se recogerán en el colector de la margen derecha y, sin pasar por la depuradora de Maqua, irán directamente al emisario y a través de él serán lanzadas mar adentro. «Los controles que se realizan a las empresas son aleatorios, no permanentes, y, además, los técnicos tienen que advertirles con anterioridad de qué van a visitar sus instalaciones. ¿Así, quién nos va a garantizar que de las empresas está saliendo agua tratada? Este sistema de control, como el de la contaminación atmosférica, es ridículo».
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