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Los 'cates' de Froilán
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Los 'cates' de Froilán

El pésimo rendimiento escolar del nieto mayor de los Reyes obliga a 'Pipe' a formar parte del grupo de alumnos con problemas de aprendizaje

PPLL

Sábado, 21 de septiembre 2013, 06:01

Froilán ha vuelto a dar otro disgusto a la Familia Real pero, en esta ocasión, nada ha tenido que ver con ese carácter inquieto del que dio muestras desde su más tierna infancia, sino con su -escaso- rendimiento escolar.

El nieto mayor de los Reyes de España, con quince años, estudia 3º de Secundaria, después de repetir 2º y a pesar de haber vuelto a suspender, lo que le obliga a formar parte del grupo de diversificación curricular. Quiere esto decir que, junto a otros alumnos con problemas de aprendizaje, seguirá un programa distinto al resto de sus compañeros, con materias adaptadas que permitirán que finalmente todos ellos puedan graduarse en la ESO.

Las malas notas de Froilán -'Pipe, para los amigos'-, llevan años provocando dolores de cabeza a sus padres, que han probado de todo para intentar encarrilar al chico, que quedó muy afectado por su «cese temporal de la convivencia». Lo intentaron primero sacándole del colegio San Patricio, en Madrid, y matriculándole en uno de los más prestigiosos internados británicos, en Sussex, con un coste por curso de 24.000 euros. La experiencia no debió de resultar excesivamente provechosa pues al año siguiente, en 2011, volvía a la capital para matricularse en el colegio Santa María del Pilar, mucho más asequible: 330 euros al mes, incluidas actividades extraescolares.

Su progresión, si es que la hubo, se cortó en 2012 al producirse el sonado accidente con la escopeta mientras pasaba unos días en Soria con su padre, Jaime de Marichalar. A este desgraciado hecho, susto y hospitalización incluidos, se achacó que el chaval acabara repitiendo curso.

Ya recuperado del tiro en el pie, Froilán afrontó este último año escolar en el mismo centro. No debió de quedar muy satisfecha su madre, la infanta Elena, con los resultados, pues en verano le castigó a trabajar como monitor voluntario para niños en la Fundación Carmen Pardo-Valcarce, con jornadas de ocho horas diarias durante el mes de julio. Es fácil imaginar que su familia no ha escatimado medios ni refuerzos educativos pero, de momento, Froilán está más interesado en el deporte -se le dan bien el fútbol, el baloncesto y la vela- que en los libros.

En su caso, a la preocupación por los suspensos se suma la derivada de su comportamiento. Es cierto que los medios se han encargado de amplificar cada uno de los incidentes que ha protagonizado, algunos de los cuales no pasan de meras anécdotas, hasta ofrecer de él la imagen de un muchacho rebelde. Probablemente tampoco ha ayudado su fobia a los fotógrafos, a quienes se ha enfrentado en numerosas ocasiones.

Sin duda, el episodio que ha hallado más eco es el de su pelea de este verano con su primo Pablo, hijo de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, a quien supuestamente propinó un cabezazo y amenazó con ensartar con el palo de un pincho moruno para impedirle participar en una merendola. La otra versión del asunto, menos conocida, cuenta que Froilán, con mano para la repostería, estaba preparando unos brownies, y que su primo les echó mano antes siquiera de que estuviesen listos, con lo que todo queda en una defensa -vehemente, eso sí-, de su trabajo.

A veces todo depende de cómo se cuenten las cosas. ¿Recuerdan aquella patada que, vestido de paje, le dio una de las niñas del cortejo de Letizia en la boda de los Príncipes? Pues también podría haberse dicho que Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y de Borbón atacó a Victoria López de Quesada y Borbón Dos Sicilias. Vamos, todo un conflicto diplomático.

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