Un partido que terminó en toda una fiesta

No fue un partido cualquiera. Fue el regreso del balonmano de élite a Gijón después de 33 años, si bien a Asturias no volvía desde 1997 cuando descendió el desaparecido Naranco. Se presumía que el Guadalajara, por su teórica superioridad, se llevaría los dos primeros puntos, pero no fue así, porque el partido terminó en toda una fiesta de un Palacio que acabó entregado a los suyos.

También contribuyeron a lo que fue toda una fiesta del balonmano los trabajadores de Tenneco, que por una tarde olvidaron su situación laboral. El equipo gijonés, en su presentación, les aplaudió, de forma solidaria, y al final les devolvió su apoyo por darle su aliento a lo largo del encuentro.

Desde la presentación de los jugadores hasta el final del encuentro la afición disfrutó de un espectáculo de primer nivel balonmanístico en el emblemático recinto gijonés, que en otros tiempos vibró con el deporte de la canasta.

Además, el choque que abrió la Liga Asobal fue muy emocionante y movido, por lo que no hubo momento para el aburrimiento.

Con el tanto de Ángel Paraja, a falta de un segundo, el Palacio se encendió y el equipo local, como una piña, ofreció el triunfo a un público que se lo pasó de lo lindo. Y como colofón, el 'Gijón del alma' de Víctor cerró un feliz regreso del balonmano masculino a la máxima categoría.

Garralda, contrariado

El mítico Mateo Garralda no daba crédito a la derrota de su equipo y reconocía que «no nos dejaron jugar, el balón no circuló bien y fallamos demasiado desde los seis metros», aunque por otra parte felicitaba al Juanfersa, «porque peleó a tope por la victoria».

Por su parte, Alberto Suárez no cabía en sí de gozo, «pues ha sido maravilloso con este Palacio animando. Pensaba que iba a ser algo más frío, pero al final todos disfrutamos».

No me lo puedo creer ya tenemos dos puntos», decía Costoya. Mientras que Ángel Paraja, que perdió el número 7 de su camiseta (con el 17) en un lance del juego manifestaba que «ha sido increíble».