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Pierre Alary y Lee Bermejo, ayer en el NH Palacio de Ferrera. :: B. PINO
El blanco y negro del cómic
AVILES

El blanco y negro del cómic

Las jornadas estrechan lazos entre el mercado norteamericano y el europeo

EVA BÁRCENA

Sábado, 14 de septiembre 2013, 04:36

Uno de los principales trabajos que tienen un cómic o una película cuando caen en las manos de alguien es entretener, abtraer a lector y espectador de sus problemas diarios, dándoles la bienvenida a los problemas de otros. Por ello, los organizadores de las Jornadas del Cómic de Avilés quisieron que entre los invitados se encontrasen dos de los grandes nombres de las historias de entretenimiento, el dibujante norteamericano Lee Bermejo y el animador francés Pierre Alary, quienes abordaron algunas de las problemáticas actuales de sus trabajos.

Bermejo, artista autodidacta que lleva una década residiendo en Italia, ha trabajado para las grandes editoriales norteamericanas, DC y Marvel, y es especialmente conocido por su novela gráfica sobre 'Batman'. «Me apetecía coger a mi superhéroe favorito y hacer algo especial con él», explicó Bermejo. Pero también conoce de cerca a otro histórico personaje, 'El Hombre de Hierro', recientemente llevado a las pantallas de cine. «No existe mucha interacción entre la película y el cómic», señala, «a pesar de que le eleva el perfil de los personajes y da a conocer la historieta, si la gente compra el cómic después de ver la película se dará cuenta de que no se parece en nada a loque vio en el cine». Eso sí, apunta que «cualquier cosa que lleve a leer un cómic es buena».

Un tema que no afecta mucho a Alary en su trabajo dentro del mercado europeo, menos dado a llevar al cine sus superhéroes más allá de 'Asterix y Obelix' o 'Tintín'. Sin embargo, Alary destacó que un fenómeno interesante aparece cuando la adaptación cinematográfica ve la luz, ya que «luego ves que en algún cómic se añaden elementos que han sido vistos en la pantalla».

Alary trabajó durante una década en los estudios Disney de París, siendo responsable de dar vida a personajes como 'Tarzán' o el 'Emperador Kuzco', entrañable protagonista de 'El Emperador y sus locuras'. Pero, además, es conocido internacionalmente por proyectos como 'Belladona' y 'Simbad'. Como animador, afirma que «desde el punto de vista técnico cada vez aparecen productos más desarrollados», gracias a la animación digital de compañías como Pixar. «La primera película de dibujos animados es 'Blancanieves', que se realizó en el año 1937», puntualiza, «el cambio de gusto del público se ve en los últimos lanzamientos, como 'Cars' o 'Aviones'». Un modo de hacer cine que Alary cree que «muy poco a poco empieza a llegar a un publico de más edad», aunque asegura que «aún un adulto no va a ver una película de animación si no es con su hijo».

Para todos los públicos

Por su parte, Bermejo puso de ejemplo películas como 'Wall-E' o 'Up', dos de los grandes éxitos de Disney Pixar, que logran atraer a una audiencia tanto adulta como infantil gracias a «su forma de abordar temas difíciles de forma que incluso los niños puedan entenderlos», como podría ser el terrible futuro del planeta y de la raza humana que se narra en 'Wall-E'.

Otro de los grandes campos que se nutre con frecuencia de las historietas para lanzar productos de gran éxito es el de los videojuegos, por el que estos dos autores apenas sienten interés. «Yo no juego, ni siquiera tengo una consola», afirma Bermejo, «y tampoco creo que pudiese trabajar en este campo ya que no soy una persona hecha para tener un jefe», bromea. Alary, en cambio, sí se muestra algo más abierto al terreno de los videojuegos, aunque no tanto como actividad lúdica, ya que asegura tampoco tener una consola, sino por sus ilustraciones. «He leído libros sobre el diseño y los dibujos de los videojuegos», reconoce Alary, «no tanto por el diseño de los personajes, que la mayoría de las veces me parece horrible, como por ver los decorados, que en ocasiones demuestran un gran talento de su autor».

A pesar de su casi rechazo hacia el mercado de los videojuegos, tanto Alary como Bermejo se mostraron muy interesados por el futuro que tendrá el cómic digital y la distribución a través de internet, un tema que el francés asegura que está más desarrollado en el mercado norteamericano, aunque en Francia hace años que los editores ya incluían una cláusula sobre los derechos digitales en los contratos. «Hace 2 ó 3 años que se creó un sindicato de dibujantes en Francia para luchar porque los derechos digitales no se negocien al firmar un contrato para un cómic en papel», señala Alary. Un nuevo formato que el animador asegura «reduce costes a la editorial pero los aumenta para el autor al ser más caro el material de trabajo».

Bermejo, quien aseguró que se decanta por estos nuevos formatos, puso el acento en la «recuperación de las historias en tiras gracias al digital», a pesar de que «haga surgir la eterna duda de qué interesa más en un cómic, si coleccionarlo como un objeto o la narración», es decir, la pregunta que muchos de los autores se han estado haciendo durante estas Jornadas. «Al final, lo que interesa es que haya lectores, el formato es algo secundario», concluyó.

El norteamericano lleva una década afincado en Italia, y asegura que «la mayor diferencia que noto es el mayor abanico de géneros tanto en el cómic como en el cine», mientras que en los Estados Unidos «cuando algo se pone de moda, como los superhéroes, todos se lanzan a hacer películas de lo mismo porque ganan más dinero». Alary, que coincidio con su compañero en que «comparar los mercados europeos y americanos es casi imposible», terminó destacando el mayor número de ventas que se prevee siempre al otro lado del Atlántico. «En Francia es insólito vender 100.000 ejemplares, mientras que en el proyecto que hice de Spiderman para los Estados Unidos empezaban a hablar de derechos de autor a partir de vender 80.000 ejemplares», un fenómeno que achacó al mercado «más de andar por casa» instalado en el país vecino.

Lee Bermejo y Pierre Alary constituyen el mejor ejemplo de lo que son las Jornadas del Cómic de Avilés, dos autores con una trayectoria muy diferente y opiniones en ocasiones encontradas, pero que comparten una misma pasión, tener las manos manchadas de tinta.

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