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EVA BÁRCENA
Viernes, 13 de septiembre 2013, 05:14
Continúa el goteo de 'adictos' a la tinta en las Jornadas del Cómic de Avilés, como es el caso del británico Steve Pugh, el italiano Giuseppe Camumcoli, el francés David Prudhomme o el español David López. Cuatro grandes artistas con varias similitudes entre sí.
Por ejemplo, Pugh y Camumcoli aterrizaron en el mercado norteamericano a través de la serie Hellblazer. Un mercado que ha terminado siendo su cancha de juego, ya que ambos autores tenían «un estilo muy americano» para las editoriales europeas. «Tanto me dijeron que tenía estilo americano que pensé que quizá era hora de intentarlo en Estados Unidos», explica Camumcoli, que se ha hecho cargo, entre otros, del personaje de 'Spiderman'.
Eso sí, su 'ascenso' al gran mercado norteamericano se han encontrado con pequeños sacrificios, como trabajar con personajes no surgidos de su imaginación. «Un personaje propio te da más libertad», incide Pugh, «mientras que cuando trabajas con otro, tienes un legado de seguidores que te señalarán rápido si te equivocas en el más mínimo detalle del traje».
Una experiencia muy diferente a la de construir otra historia de cero, de forma que «no tengas que preocuparte de que venga después otro guionista y cambie totalmente tu trabajo». Camumcoli coincide con Pugh en la dificultad de continuar las historias de personajes tan conocidos por todos, aunque tiene sus cosas buenas, como «la rapidez con la que te haces conocido», un trayecto que quizás con las creaciones propias es algo más lento. «También formas parte de la historia», señala Camumcoli, «y eso es genial».
Los cuatro autores son conscientes de la importancia que el cómic tiene en la sociedad actual, y de la reflexión de la misma que se ha realizado en los últimos 30 años. «Es una ventana que refleja la actualidad», define Camumcoli, un formato en el que uno de los géneros más reconocidos es el de los superhéroes. «Mucha gente piensa que si tuviera superpoderes, podría cambiar el mundo e incluso ser invencibles, tiene algo de escapismo», se aventura Pugh, «y las mejores historias de superhéroes son las que recuerdan que el poder conlleva una responsabilidad muy alta, que salvar el mundo a veces es un trabajo complejo», añade.
Por su parte, Prudhomme y López se muestran expectantes ante una posible nueva forma de arte cuyo nacimiento seria propicio a raíz de la actual crisis europea. «Cuando escribí Rebétiko, me centre en el año 1936 griego para reflejar la nueva forma de expresión artística que surgió en la miseria», explica Prudhomme, «no tengo claro que haya pasado el tiempo suficiente para que pase lo mismo ahora».
Sin embargo, López ve en las manifestaciones y protestas «una nueva forma de poesía, tanto en las pancartas como en los comentarios de las redes sociales», un arte que «no tiene sentido pasado el tiempo», y que supone «una forma de sobrevivir mentalmente». El español, enfrascado en su trabajo en la serie X-Men, ve también en el enfrentamiento de dos de los personajes principales, Cíclope y Lobezno, una reminiscencia de los problemas actuales. «Las historias siempre están pegadas a la actualidad, planteamos a veces hasta los temas más frívolos», destaca.
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