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Hay quien no descarta acudir a Loreto con traje y corbata para participar en la batalla del vino.
Todo es posible en el valle de Llamigo
Oriente

Todo es posible en el valle de Llamigo

Cientos de romeros batallaron en la 'Guerra del Vino' del día de Loreto y participaron en comidas campestres

GUILLERMO F. BUERGO

Martes, 10 de septiembre 2013, 11:34

La localidad llanisca de Llamigo celebró ayer las fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen de Loreto, unos festejos con marcada diferencia entre lo sacro y lo profano. Se celebra misa y procesión en la recoleta capilla ubicada en el valle pero los romeros más descarados acuden a participar en la 'Guerra del Vino', una batalla incruenta en la que los participantes derraman miles de litros por encima de personas que, en la mayoría de las ocasiones, no conocen de nada. Se persigue con preferencia al que acude vestido de blanco y las jóvenes se convierten en la diana predilecta. Eso sí, todos saben a lo que están jugando y apenas se producen reproches, por la cuenta que les trae a quienes reciben el baño de morapio. Todos coinciden en señalar que el principal daño colateral es «la picazón en los ojos».

Son muchas las personas que quedan enganchadas para siempre al vivir por vez primera la batalla del vino en Llamigo. Tal es el caso de ocho amigos de la localidad conquense de Las Pedroñeras, que programan sus vacaciones para estar presentes en el valle cuando el calendario dice que es el día 9 de septiembre.

No obstante, ahora ya son legión aquellos que tienen como principal objetivo celebrar pantagruélicas comidas en grupos de familia y amistad. Buscan la sombra de los avellanos y se acompañan de hornos, parrillas y hasta vitrocerámicas alimentadas por generadores.

El grupo de Villahormes, capitaneado por Pedro Cabezón, se instaló hace días en el valle de Llamigo y llegaron provistos de «dos neveras, cocina, vitrocerámica, horno de asar con carbón vegetal, televisión por antena parabólica, varias camas y mil litros de agua». Y se duchan con agua caliente gracias a la potencia de «un generador de 40.000 vatios».

Otros se presentan en Llamigo con la intención de ofrecer un servicio. Tal es el caso del hostelero llanisco Pepe Cavallé que preparó ayer una paella de 350 raciones que vendía al módico precio de seis euros. ¿Los ingredientes? «35 kilos de arroz, 50 de pollo, 20 de costillas, doce de langostinos, catorce de calamares y once de mejillones».

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