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ALBERTO PIQUERO
Domingo, 8 de septiembre 2013, 15:35
Profesor de Psicología de la Universidad de Oviedo, Juan Pastor Martín ha sido el co-director, junto a Eduardo Mesa Galán, de los talleres que a lo largo de esta semana se han impartido en su Facultad, bajo el título de 'Hazles reír. Posología del humor'. Entre los ponentes estuvieron Fernando Menéndez, Maruja Torres, Juan Ramón Bonet o Julián Hernández, cantante de Siniestro Total.
-¿Cómo surgió esta idea de vincular la psicología académica con el humor mundano?
-Viene de años atrás, en los que comenzamos dedicando tres ciclos a Woody Allen, después otros tres a las series de televisión y, finalmente, el pasado curso y el actual, nos introdujimos definitivamente en el humor, que forma parte importante del mundo presente. Santiago Ramón y Cajal, por ejemplo, no necesitaba ser gracioso para transmitir sus conocimientos. Hoy se exige a cualquier profesor que sea mínimamente divertido. Hasta para ligar es conveniente hacer reír a la otra persona.
-¿Es lo mismo el humor desde el punto de vista de la psicología científica que para la gente de la calle?
-La disciplina académica aspira a ser consciente de los motivos del humor. Por lo demás, el humor es común para todos.
-¿Hay un vínculo entre humor e inteligencia?
-Es la reacción ante una sorpresa, ante algo que no es lógico, casi como una cita a ciegas, que requiere poner en orden una nueva relación, descubrir algo nuevo. Y eso precisa de inteligencia, incluso de un cierto sentido de superioridad con el que te dices «he pillado el chiste».
-Otra conexión posible es entre el humor y la literatura...
-Está en nuestra tradición, desde Cervantes a las greguerías de Gómez de la Serna. El humor es lenguaje. Y un chiste ha de tener la misma exactitud que una poesía.
-¿Se puede educar en el humor a un malhumorado?
-Se le puede explicar que es muy sano... El humor necesita distancia, que es la que permite reírse de uno mismo, ese ejercicio tan difícil... En la I Guerra Mundial, los alemanes que estaban en segunda línea, enviaron un mensaje a los austriacos de primera línea, comentándoles que padecían una situación seria, aunque no desesperada. La respuesta de los austriacos fue que ellos sufrían una situación desesperada, no seria...
-¿Es cierto el supuesto popular de que cada pueblo tiene su propio sentido del humor?
-En principio, es una exclusiva de los seres humanos. Y universal. Sucede que es un producto cultural y, en consecuencia, se desarrolla en cada pueblo según su propia circunstancia. Se puede advertir en los límites del humor en diferentes latitudes. En Estados Unidos, no se hace humor con la idea de Dios. Y, sin embargo, poco después del atentado de las Torres Gemelas, se hacían chanzas con los terroristas islámicos, lo que sería imposible en España con los etarras.
-¿Alguna lección de los ponentes famosos?
-La resumiría en la vitalidad de Maruja Torres. El humor ayuda a vivir. Máxime, en estos tiempos.
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