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La techumbre exterior del chiringuito de Carranques, que cubre la terraza, quedó reducida a escombros tras derrumbarse a las 9.45 horas de ayer. :: JORGE PETEIRO
«Pudo ser una desgracia con muchos muertos»
Asturias

«Pudo ser una desgracia con muchos muertos»

El suceso ocurrió a las 9.45 horas, cuando no había clientes. Los vecinos critican «la dejadez» del Principado con la Ciudad de Vacaciones de PerloraLa techumbre del chiringuito de Carranques se derrumba «como un dominó» y solo causa daños materiales

ELENA RODRÍGUEZ

Domingo, 25 de agosto 2013, 11:59

«Estaba jugando al tenis en las pistas cuando, de repente, oímos como si se hubiera producido un terremoto. Lo primero que pensamos es que el tren, el Carreño, se había caído abajo». José Pérez fue uno de los primeros testigos del derrumbe de la cubierta exterior del chiringuito de Carranques, ubicado en la Ciudad de Vacaciones de Perlora. Como sucedió a las 9.45 horas, no había clientes. En ese momento, la persona que se encontraba en las inmediaciones de la instalación era un hombre que se había acercado hasta el lugar en bicicleta. En cuanto oyó el crujir, se apartó y consiguió salir indemne de la caída de escombros. «Fue cayendo como un dominó, desde la parte de adelante hacia atrás», relató Alejandro González, encargado de la limpieza de la Ciudad de Vacaciones. Fue él quien dio el primer aviso a los miembros de la seguridad de Perlora.

A los diez minutos, agentes de la Policía Local de Carreño y Bomberos de Asturias ya se encontraban en el lugar y acordonaron la zona. Para entonces vecinos y curiosos empezaban a arremolinarse y observaban atónitos la escena. En todos los comentarios, el mismo reproche hacia el Gobierno regional, titular de la Ciudad de Vacaciones. «¡Lo que le faltaba a Perlora...! Precisamente por eso, por no hacer nada, ha ocurrido esto. ¡Qué dejadez!», se oía decir.

Mientras unos comentaban que «las vigas se ven 'podres'», otros, como el presidente de la Asociación de Vecinos Río Espasa de Perlora, José Félix Caballero, recordaban que el chiringuito lleva construido unos 15 años, tras el derribo del antiguo merendero, y «es una chapuza, como todas las instalaciones que se han ido construyendo después». No obstante, todos respiraban aliviados porque, como apuntaba José Pérez, «pudo haber sido una desgracia con muchos muertos. A la una de la tarde, esto es un hormiguero de gente».

De hecho, el hostelero del chiringuito era lo que más repetía ayer. «Dentro de lo malo, ha habido suerte, porque los días que hay fórmula uno o competiciones de motos, hay mucha clientela», dijo Marco Cerro. El Principado sacó a subasta la explotación del bar y Cerro se hizo con él para gestionarlo este año y el que viene. «Cuando te ceden este tipo de instalaciones piensas que ha pasado todas las inspecciones. ¿Las vigas? Las veía algo oxidadas, pero pensaba que era lo normal, al fin y al cabo estamos al lado del mar, del salitre».

Concierto la noche anterior

Se da la circunstancia de que la noche anterior hubo un concierto, «al que asistió mucha gente. Tocaron un bajista, un guitarrista y un batería durante hora y media, y se colocaron dos amplificadores de suelo. No tuvo nada que ver. De hecho, cayó la parte contraria a donde se celebró el concierto», explicó Cerro, que mañana acudirá al Principado para tratar de que «resuelva pronto esta situación», porque, además de los daños, el derrumbe le afecta directamente a él y a otro camarero.

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