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Cartel colocado en el parque de Matilde de la Torres, en Roces. :: L. S.
«Vamos a tener que acabar poniendo chalecos antibalas a los perros»
GIJÓN

«Vamos a tener que acabar poniendo chalecos antibalas a los perros»

Los vecinos de Roces piden a la Policía que identifique al autor de los disparos contra los animales ocurridos en los últimos meses

O. SUÁREZ

Sábado, 24 de agosto 2013, 19:20

«No nos atrevemos a sacar al perro, esto se ha convertido en una jungla». Los vecinos del parque de Matilde de la Torre, en el barrio de Roces, le intentan quitar hierro al asunto bromeando con ponerle «chalecos antibalas a los animales». Y es que desde hace cuatro meses viven «atemorizados» por los disparos que un vecino tira desde las ventanas de un bloque de viviendas, tal y como adelantó ayer EL COMERCIO.

Mientras las investigaciones policiales avanzan para identificar al autor, los vecinos intentan hacer sus propias averiguaciones para aportar datos a las fuerzas y cuerpos de seguridad que ayuden a acabar con esta práctica. «Esto va a acabar en desgracia. Hasta ahora porque no dio a nadie, pero cualquier día alcanza a un niño y entonces vendrán las lamentaciones», dice María Alonso.

El primer episodio del que se tuvo constancia ocurrió hace unos cuatro meses, cuando una vecina caminaba por la zona verde con su hijo en un carrito y dos perros. «Escuché como un zumbido y me asusté, pero en ese momento no sabía lo que era, no me podía imaginar que alguien me había disparado», recuerda.

Fueron consciente de la gravedad cuando una perra, Duna, fue alcanzada en una pata. «Escuché una detonación y luego la perra empezó a sangrar mucho, la llevé al veterinario y fue entonces cuando me dio que era por un balazo», dice Yolanda Laruelo.

El último episodio ocurrió el jueves por la mañana, cuando el individuo disparó contra dos galgos, a los que no llegó a dar. La denuncia interpuesta sirvió para que la Policía se desplazase al lugar y encontrase varios perdigones alojados en las tulipas de las farolas y lo que parece ser una bala del calibre 22 en el césped.

«Estamos como en el Oeste, es impensable que esto pase en una ciudad tan tranquila como en Gijón», lamenta José Manuel López. Y todo cuando en Contrueces apareció esta misma semana comida llena de alfileres, también para atentar contra los perros.

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