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«Beber en la calle es elección del cliente»
GIJÓN

«Beber en la calle es elección del cliente»

Creen que comparar el botellón con el hecho de salir fuera a consumir las bebidas de un bar no tiene sentido. «No nos pueden multar», indican Los hosteleros consideran que no es su responsabilidad controlar quién toma alcohol en la vía pública

ÓSCAR CUERVO

Lunes, 19 de agosto 2013, 10:11

«Hay que acabar con el botellón, pero no me parece lógico que los hosteleros de esta plaza -la de Arturo Arias- seamos los que tengamos que sufrir la ordenanza. No es normal que aquí no dejen sacar consumiciones y en otras plazas sí se haga. La ley tiene que ser para todos». Es la opinión de Roberto 'Coco' Prieto, de la sidrería El Requexu, uno de los establecimientos a los que el Ayuntamiento ha avisado de la posibilidad de ser sancionado a partir del viernes en el caso de que los clientes salgan con consumiciones al exterior. Un aspecto que Javier Montes, portavoz del Asociación Hostelera Decimavilla, desgranó ayer en EL COMERCIO. «Podrían multarnos con 800 euros. Es algo que no nos explicamos», apuntó.

Algo que su colega Roberto Prieto tampoco comprende. «Beber en la calle es elección del cliente, no tenemos la culpa. Nosotros le diremos que no puede y él dirá: 'Vale, no la saco'. Pero si al final sale a la calle, ¿qué hago yo? ¿Le retengo?», se preguntó.

«No es mi problema»

De momento, parece que el aviso de posibles sanciones a los hosteleros se ha centrado en la plaza de Arturo Arias. En el resto de la ciudad, los empresarios del sector consideran que no se puede comparar el botellón con el hecho de que los clientes prefieran disfrutar de su consumición en la calle. «No pueden multarnos por ello», señalaron.

Por ejemplo, Roberto Riginelli, del pub Baffi, recientemente señalado como uno de los posibles culpables de los excesos festivos durante la madrugada de los fuegos de Begoña en Somió, se mostró contrario a que se sancione a los hosteleros porque sus clientes salgan a la calle a beber. «No me parece lógico», señaló. «Tendría que convertirme en una especie de guardián del cliente, y creo que ese no es, en realidad, mi problema», apuntó.

Riginelli también quiso separar las características y consecuencias del consumo de alcohol en la vía pública procedente de un establecimiento hostelero del que se adquiere en un supermercado. «Tiene otras características. No se parecen en nada», señaló.

En una línea parecida se pronunció Borja Cortina, del pub Varsovia, quien se mostró seguro de que los hosteleros no serán sancionados porque los clientes salgan de los establecimientos con bebida. «Entiendo que es una cuestión del cliente beber en la calle, no nuestra», señaló a este periódico. «Nuestra obligación, y así lo sabemos desde hace mucho tiempo, es avisar a la Policía en caso de que hubiera algún problema frente al bar. Por ejemplo, una pelea, no que alguien esté consumiendo en la calle. Entiendo que beber en la vía pública es responsabilidad del cliente», añadió.

De ahí que Cortina no dude en poner dos ejemplos para explicar la responsabilidad que el hostelero tiene ante el posible consumo de alcohol en la calle. «Es como si sancionan a un ferretero por vender el cuchillo con el que se cometió un crimen o a un comercial por hacer lo mismo con un coche con el que se atropellaron a 10 personas», indicó. Para Borja Cortina, vecino además de Cimadevilla, el objetivo de la ordenanza pasa por evitar aglomeraciones como las que se dan en la plaza de Arturo Arias. «Trata de evitar que se siga haciendo lo mismo en la calle. Además, hay una diferencia entre los que hacen botellón y los que beben en la calle bebidas de un establecimiento, y no es más que la limpieza. En mi plaza -la situada frente al Varsovia- no existe ese problema, en mi casa (en Cimadevilla) sí», anotó.

El tabaco también influye

Otro de los aspectos que también tienen muy en cuenta los hosteleros es el hecho de que no se puede fumar en el interior de bar alguno, algo que obliga a los clientes a abandonar el establecimiento acompañados, casi siempre, de la consumición. Por ejemplo, Ricardo Álvarez, presidente de Hostelería de Gijón, consideró que «no se va a sancionar por salir a la calle a fumar con un vino en la mano». Sin embargo, también matizó que «una cosa es salir a fumar un cigarro a la hora del vermú y otra irse de un bar por la noche con copas».

En una línea similar a la de Ricardo Álvarez se mostró Fernando Puente, presidente de la Asociación Hostelera de La Arena. «¿Qué culpa tenemos nosotros?», se preguntó. «Uno de los mayores problemas que tenemos tiene que ver con la ley antitabaco. Si se dejase fumar, la gente no estaría en la calle bebiendo», señaló Puente.

El responsable de los hosteleros del barrio de La Arena también se mostró irónico con las decisiones políticas. «No dejan fumar dentro ni quieren a la gente fuera. Igual tampoco tenían que dejar las terrazas, o directamente no dejar nada. Pero claro, ya se sabe que en Semana Santa, si pagabas la bula, te librabas y así podías comer carne», indicó Fernando Puente.

Pese a todo, el hostelero también aseguró que, si finalmente se ven obligados a controlar a sus clientes, no le quedará más remedio que colocar carteles avisando de la posibilidad de ser sancionados en caso de consumir alcohol en la calle. «Si la ley obliga, habrá que cumplirla», indicó. De todas formas, Puente también recordó «cómo se está apretando, cada vez más, al sector de la hostelería». «De momento, el paro ha bajado gracias a nosotros. Que piensen en ello. Quizá no convenga seguir con el mismo discurso que hasta ahora», señaló.

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