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ÓSCAR CUERVO
Sábado, 17 de agosto 2013, 04:48
Somió amaneció el día de Nuestra Señora de Begoña con resaca de botellón, una vez más. Así lo atestiguan las fotografías facilitadas por la Asociación de Vecinos San Julián, una entidad que en los últimos tiempos no se ha cansado de denunciar los desmanes nocturnos de todos aquellos que, antes de alguna fiesta, ya sea de orden local o en una discoteca o club deportivo cercanos, deciden coger el punto a la noche en el entorno de la iglesia de San Julián. Para la junta directiva vecinal llueve sobre mojado. Por ello, al igual que hiciese la Asociación de Vecinos Gigia, de Cimadevilla, el pasado lunes, San Julián reclama que el Ayuntamiento cumpla con la ordenanza de convivencia cívica. «Como se puede comprobar, nada ha cambiado desde la entrada en vigor, el 1 de junio, de dicho texto», señaló a este periódico su presidenta, Soledad Lafuente.
Basta echar un vistazo a la hemeroteca para corroborar que el botellón, pese a que éste no afecta a Somió como a Cimadevilla, es uno de los principales caballos de batalla de la Asociación de Vecinos de San Julián. «Y lo peor es que lo hacen a 50 metros de las viviendas y en dos espacios que, al menos eso dice la ordenanza, están protegidos», indicó Lafuente, en referencia al pórtico de la iglesia y la carbayera.
Pese a todo, aclara Lafuente, la noche de los fuegos en Somió no solo dejó en la zona de la avenida de Dionisio Cifuentes restos de botellón. «También había vasos de cristal», indica. Un toque de atención que tiene como blanco a los hosteleros de Villamanín. «No les culpo, pero dudo que la gente haga botellón con este tipo de vasos. Eso sí, la mayoría de los restos sí que eran de botellón, bastaba con verlos», indicó. Entre las soluciones, Soledad Lafuente plantea a la hostelería que comprueben si alguien abandona el local con uno de estos vasos y servir las bebidas, si se hace en la calle, en recipientes de plástico.
En esta ocasión, según explicó Soledad Lafuente a EL COMERCIO, la fiesta en las calles de Somió se prolongó hasta pasadas las 7 de la mañana. «Yo me acerqué a las 7.30 y aún había grupos, aunque muchos estaban esperando por un taxi», apuntó. Las consecuencias de que la celebración se prolongase hasta el amanecer las sufrieron, además de los vecinos, el quiosquero, que se vio obligado a abrir su negocio más tarde de lo normal, y algunos repartidores que, pese a ser fiesta, tenían que trabajar. «A las 6.45, la avenida de Dionisio Cifuentes estaba a reventar de gente. No se podía pasar», añadió Lafuente, quien avisó a los servicios de limpieza de Emulsa nada más que comprobó la porquería amontonada en el entorno de Villamanín. «Tenían que venir pronto para limpiar todo antes de que aparcasen los coches y así lo hicieron. Hicieron un trabajo muy bueno y rápido», añadió.
Cimadevilla culpa a todos
La denuncia y petición de cumplimiento de la ordenanza de convivencia cívica de Somió se suma a la queja formulada el pasado lunes por la Asociación de Vecinos Gigia, de Cimadevilla. A través de un comunicado, la entidad que preside Aida Artime no dudó en culpar a los cuatro grupos políticos con representación en el Pleno Municipal. A Foro y al concejal de Seguridad Ciudadana, Rafael Felgueroso, les reprocharon la falta de voluntad política para acabar con el problema del botellón; al igual que al PP, a los que culpan de no abordar este tema.
Al PSOE les recordaron los años que ocuparon la Alcaldía «sin hacer nada», mientras a IU-LV les echaron en cara «no hacer nada» y «afirmar que éste no provoca problemas de convivencia».
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