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PPLL
Viernes, 9 de agosto 2013, 03:30
Si hay un famoso grabado de Goya titulado: 'El sueño de la razón produce monstruos', el ya famosísimo corto dirigido por Penélope Cruz bien podría titularse: 'El sueño del peón (de la construcción) produce porno'. Este pasado miércoles, justo un día después de que en Estados Unidos se celebrara el 'Día Nacional de la Ropa Interior', comenzó a venderse en España la nueva colección de lencería (picante más que fina) diseñada por las hermanas Cruz para la firma Agent Provocateur: ligueros, ceñidísimos corpiños, transparentes sostenes, tangas diminutos, ligas con puntillas y lacitos... Y toda esa parafernalia que a los hombres por lo visto les encanta (algunos hasta se la ponen a escondidas) y que a nosotras nos supone un plus de incomodidad. De ahí la tremenda aceptación que han tenido en el universo femenino los poco sexys pero confortables pantys. La ropa interior creada por Pe y Mo no está pensada para el confort ni para llevarla puesta al trabajo, a menos que tu trabajo sea el más viejo del mundo. En el resto de los casos, parece más bien diseñada para jugar, seducir, bromear y, como el propio nombre de la marca indica, provocar... También es apta para esas despedidas de soltera en las que las amigas de la novia lucen una aparatosa y oscilante diadema en forma de pene.
Y hablando de eso... Ya saben que en Gran Bretaña se ha armado un enorme revuelo porque la BBC dejó entrever una foto de Guillermo de Inglaterra a la que algún graciosillo le había dibujado un pene en la cabeza... «En la cabeza ahora mismo solo tengo pañales», ha declarado el marido de Kate Middleton. Y después de ver el corto dirigido por nuestra actriz más internacional yo diría que con todos mis respetos no es Guillermo. La que de verdad tiene en la cabeza, además de en el nombre, un pene es Penélope Cruz. Lo digo por lo subido de tono que le ha quedado el anuncio. No sé si tanto como para que se lo hayan censurado en Youtube, pero se mueve en esa difusa frontera típica de las películas españolas de destape en las que se denominaba erotismo a lo que en realidad era porno blando.
Recuerdo que, de niña, un vecinito mío de origen pamplonés, muy resabiado él, aseguraba que en sanfermines vendían unas gafas que si te las ponías veías desnuda a la gente... Y hubo quien le encargó un par. En la peli de Pe a Miguel Ángel Silvestre (un obrero de la construcción que entra en una especie de trance por un golpe de calor) le pasa algo parecido. Ese cliché reaccionario de tórridas mujeres objeto en perpetuo ofrecimiento al macho que las observa con gesto dominante no casa con el papel de chicas liberadas y progresistas que desempeñan luego en la vida Penélope y Mónica Cruz. Quizá el anuncio, con su guiño final, sea una mera provocación para dar que hablar, incluso una denuncia. Pero la ropa interior que en él se presenta no admite equívocos. Esa lencería es el material del que están hechos los sueños... De un redomado machista.
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