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A. FUENTE
Domingo, 28 de julio 2013, 12:01
Adama la llama Maluisa; es una especie de madre adoptiva, una persona que se encarga de cuidarla, educarla y de darle «todo el amor de este mundo» desde hace cuatro años. La niña tiene tan solo diez y lleva cuatro viviendo con ella, con Maluisa, en Mieres. Sin embargo, ahora todo puede acabar. «El Principado se la quiere llevar de aquí y trasladarla a su país de origen, a Senegal. Allí será un pedazo de carne sin oportunidad ninguna; aquí, en Asturias, puede tenerla. Que no se lo arrebaten», pedía ayer María Luisa Alonso, que así se llama en realidad la tutora de Adama.
La cuidadora de la menor tiene 51 años y dos hijas que ya han abandonado el hogar familiar, «pero que viven aquí al lado», dice señalando por la ventana de su casa. La historia empezó cuando Adama llegó siendo una niña muy pequeña con un permiso de tres meses. Todo se hizo por mediación de su familia, pero cuando llegó el momento de retornar a su país de origen, tuvo que recibir un tratamiento médico que la dejó en España desde entonces.
La madre sigue en el país africano y mantiene un contacto directo tanto con su hija como con quien la cuida. «Ella no quiere que vuelva a Senegal, quiere un futuro para la niña, una educación y luego, si quiere, que retorne. Pero eso lo quieren truncar desde la administración regional, desde la Consejería de Bienestar Social, que la quiere devolver ya argumentando que 'tiene que estar con la familia', cuando es la propia familia, su madre, la que desea que esté aquí», asegura emocionada con una montaña de papeles en la mano.
Porque, continúa, «eso es lo que es la niña para ellos -para la administración-, un mero papel, un expediente, un número de un caso que hay que cerrar, pero que lo hace sin tener en cuenta que, con lo que se haga, va a condicionar para siempre la vida de una niña que ahora tiene diez años».
Y es que María Luisa -una trabajadora en el servicio de limpieza del Hospital Central de Oviedo- solo reclama que se la escuche: «Hasta ahora no han querido atender nuestras explicaciones, ni las mías, ni de la propia niña, ni de la madre». Asegura que cuenta con un documento legal, ya que llegó compulsado por el propio consulado senegalés, en el que la madre cede todos los derechos de la custodia a María Luisa, «y no lo quieren ver».
Cinco meses de pesadilla
Fue en marzo cuando recibió la primera llamada de los servicios de Bienestar Social, pero, en junio, saltó realmente la alarma. «Acudí a pedir una autorización para que Adama pudiera acudir al campus de baloncesto de su equipo, el Club de Mieres. Y me dijeron que 'para qué me iban a dar el permiso si no iba a poder ir, que la devolvían a Senegal». Precisamente de este club y de la sociedad civil mierense están surgiendo iniciativas de apoyo a Adama, como una campaña de recogida de firmas. «La niña está muy integrada en Mieres, tanto en el colegio, el Llerón Clarín, como en el equipo de baloncesto donde juega», relata María Luisa con la preocupación dibujada en su rostro.
«Estoy dispuesta a todo por proteger a Adama», advierte y denuncia que parte del daño ya está hecho: «La niña es muy inteligente y se da cuenta de todo. Cada vez que recibimos una llamada del Principado o llega una carta ella sufre ataques de ansiedad y tiene que ser tratada en el médico». La última comunicación llegó el viernes. «Me preguntó el funcionario que si estaba dispuesta a colaborar con ellos, y yo dije que sí, que estaba dispuesta a ayudar en todo lo que beneficie a la niña y que, por eso, no la pensaba entregar. Que no me la quiten porque...».
Luisa insiste en que no se quiere quedar con la niña por capricho ni se la quiere robar a nadie. «Es una niña que lleva cuatro años conmigo, que la quiero mucho y que solo deseo lo mejor para ella, y sé, como lo sabe su madre, que allí no tiene futuro. Solo pide una oportunidad en la vida, irá en la conciencia de quien se lo arrebate». La tutora espera que su caso sea estudiado, que se escuchen los argumentos y que no la devuelvan a Senegal antes de que acabe este año, como está previsto por la administración.
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