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KOLDO DOMÍNGUEZ
Miércoles, 26 de junio 2013, 05:58
Son jóvenes mujeres, reivindicativas, feministas, indignadas y que utilizan sus cuerpos como pancartas de piel que abofetean a la conciencia puritana. Mensajes cortos, contundentes y sin ambages que se ondulan sobre los pechos de sus portadoras. Las activistas del colectivo Femen, nacido en 2008, recurren al topless para llamar la atención sobre la explotación sexual, las dictaduras y leyes que supongan una violencia para las mujeres y las iglesias y sus instituciones. Irrumpen en cualquier acto político o social e inmortalizan sus protestas con fotos que luego cuelgan en sus páginas web y perfiles en redes sociales para compartirlas con todo el planeta.
Pero las mujeres de Femen se han topado ahora con un enemigo inesperado. Nada de servicios secretos, gobiernos conservadores o policías con exceso de celo. Ha chocado con el puritanismo de Facebook. Un tercio del tráfico total de Internet rezuma sexo por los cuatro costados, pero en la red social de Mark Zuckerberg no se pueden mostrar unos pezones. El pasado domingo los perfiles de Femen Ucrania (germen del movimiento) y Femen Francia en Facebook fueron bloqueados por la empresa al considerar que difunden contenidos pornográficos y de prostitución. «Es algo ridículo. El mundo se estremece cuando el cuerpo de la mujer se convierte en un arma política y no un objeto sexual», se podía leer ayer en la página de la sección gala.
En cuanto se hizo pública la noticia, centenares de usuarios mostraron su rechazo a la medida adoptada por Facebook, un «claro ejemplo de censura». «¡Nuestros cuerpos no son obscenos, la obscenidad está en tus ojos!», escribió una de las activistas. Con el mismo misterio con el que fue cerrado, a primera hora de la tarde el perfil de Femen Francia recuperó su actividad normal. En él se podían volver a ver las fotografías de todas las acciones protagonizadas por el colectivo, eso sí, con los pezones de las mujeres pixelados o directamente tapados. La última noticia publicada era precisamente de ayer por la rama belga de Femen. Cuatro activistas aprovecharon la vista en Bruselas del primer ministro de Túnez, Ali Larayedh, para saltar directamente sobre su coche y reclamar -con mensajes pintados en sus cuerpos- la libertad de seis jóvenes encarcelados. Una de las manifestantes, Margo Frutier, fue reducida por uno de los escoltas y llegó a perder el conocimiento por la «llave de estrangulamiento que le practicó». Y es que no sólo Facebook sabe cómo silenciar sus protestas.
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