A la puerta del 'Jefe' en Gijón

Quedan apenas dos días para que el rock del 'Jefe' de Nueva Jersey y su banda hagan vibrar a los miles de fieles que se darán cita en El Molinón. Solo hoy, mañana y por fin miércoles. Serán dos días de nervios e ilusión a partes iguales. Pero la espera no es problema alguno para los incondicionales del 'Boss'. La locura por Bruce Springsteen sobrepasa cualquier límite. Mientras la ciudad se viste de gala para recibir al cantante como se merece, algunos de sus fans aguardan ansiosos a las puertas del estadio. Directo desde Madrid David Colmenar se encarga desde hace cuatro jornadas de tomar nota de la lista que poco a poco va cogiendo forma, para organizar la entrada a pista en el gran día. Y ya van 170. De toda Asturias, Bilbao, Zaragoza, Badajoz, Barcelona, Alicante, Portugal o Reino Unido. Algunos ya se conocen de coincidir en otros conciertos, otros recién llegados se unen a esta pequeña familia del rock. Les bastan unas sillas de playa, unas cañas y conversación para «matar las horas». «¿Qué de qué hablamos? De todo. De Bruce y dela vida», dicen partidos de la risa, mientras se dejan fotografiar su fidelidad. Una fidelidad que obliga a pasar revista. A las 10 de la mañana, a las tres de la tarde, a las 18 horas y a las 22, el cuerno de Joserra Madrid da el aviso de que comienza el control. Todos a formar. En cada uno de estos cuatro turnos los Springsteenianos deben enseñar su número, escrito con rotulador en la mano, «y el que no esté queda automáticamente fuera», recalca el número uno. Mientras, en ese pequeño campamento se van turnando historias, anécdotas y demás vivencias que tienen como núcleo a El Jefe: su música, sus conciertos, su banda, sus manías, su ropa o su peinado. A las dos de la mañana, la formación rompe filas. Se acaba la guardia pero solo hasta el día siguiente, que empieza pronto, a las 7 de la mañana llega el primer relevo del día. Pero el martes será distinto. «El día antes será especial», adelantan.

Desde los aledaños del Molinón se oyen las máquinas trabajando, construyendo el trono del 'Boss'. Camiones, grúas y remolques ponen a punto el único escenario de toda España que pisará Bruce. El alincantino Pablo García en pocos meses le ha visto en Londres y Glasgow, y ahora Gijón. «Es demasiado bueno, es un 'crack'», exclama este joven que ha sido testigo de catorce conciertos del yankee. En tan solo dos días volverá a revivir esa «excitante» experiencia.