

Secciones
Servicios
Destacamos
DIANA DE MIGUEL
Domingo, 19 de mayo 2013, 18:27
No iba a ser un congreso fácil. La dimisión de José Ángel Fernández Villa de la secretaría general del SOMA-Fitag-UGT, tras 36 años al frente, había dejado al sindicato en una situación, cuando menos, comprometida. Nadie se había mostrado en las últimas semanas dispuesto a dar el salto para liderar la organización. Y así arrancó la tarde del viernes el cónclave para nombrar a su sucesor. Sin un patrón claro y en una situación de desconcierto total. Pocos se atrevían a aventurar cuál sería el deselance, aunque a nivel interno se trabajaba contra reloj con el objetivo de conseguir una candidatura de consenso que diera la imagen de una organización cohesionada y con autoridad para afrontar la etapa más difícil del sector minero.
La incógnita no se despejó hasta pasadas las ocho de la tarde, tras una maratoniana jornada de compromisos, acuerdos, pactos y desencuentros. Fue entonces cuando los primeros delegados y algunos de los integrantes de la ejecutiva saliente abandonaban el salón de actos de la Casa del Pueblo de Mieres cabizbajos y pegados al móvil. «El apoyo ha sido mínimo», espetó uno de los delegados. Se refería a la candidatura encabezada por Concepción Alonso, abogada, ayudante minera del pozo Carrio y miembro de la ejecutiva de la organización desde 2011, la única que fue proclamada ante el plenario y fue sometida al escrutinio de los delegados pasadas las siete y media de la tarde.
La candidatura de Alonso fue apoyada por 23 de los delegados, el 29% de los acreditados. Los otros 54 votaron en blanco. Un resultado que permitió que la ejecutiva, integrada por 15 miembros, dos menos que la saliente, fuera elegida. La candidatura no había cumplido las expectativas de apoyo que se había trazado el aparato de la organización. Por eso, cuando Alonso tomó la palabra y recibió el aplauso unánime de sus compañeros, lo hizo para presentar su dimisión irrevocable y la de toda la ejecutiva. «El porcentaje con el que contábamos tras hablar con los portavoces de las distintas delegaciones no se ha visto reflejado en las urnas y, por lo tanto, he presentado mi dimisión irrevocable», explicó minutos después a los medios de comunicación visiblemente conmocionada.
Fue una decisión difícil, que condenó a la organización del congreso a abrir el procedimiento para elegir una gestora que durante toda la jornada el aparato del sindicato trató de evitar a toda costa. Pasadas las ocho y media de la tarde, miembros de la ejecutiva nacional del sindicato, los portavoces de las delegaciones y la mesa del congreso se pusieron a trabajar para diseñar una propuesta de comisión gestora que concitara el mayor apoyo posible. Un trabajo del que salió un equipo de seis personas presidido por Jesús García Zamora, miembro de la ejecutiva nacional, y del que también forman parte, Ramón Ruiz, también de la ejecutiva federal, Celso Ordiales y Gregorio Calderon, miembros de la mesa del Congreso, y José Ramón Fernández Suárez y Rafael García Carrión, de la ejecutiva saliente. La propuesta obtuvo un respaldo mayoritario en la votación que se realizó pasadas las 22 horas. A partir de ese momento, el SOMA queda en manos de esas seis personas que ayer mismo comenzaron a trabajar convocando para el mes de septiembre un nuevo congreso extraordinario para suceder a Villa. Hasta entonces, el trabajo no será fácil y deberán iniciar el proceso de sucesión desde las bases donde existe un profundo malestar por algunas de las decisiones que, en los últimos meses, ha tomado el sindicato así como el propio proceso elegido para suceder a Fernández Villa.
El ambiente que desde primera hora de la mañana se respiró en la Casa del Pueblo de Mieres fue de suma incertidumbre. El SOMA se mantuvo fiel a su liturgia y el hermetismo sobre si finalmente había o no candidatura para suceder a Villa o sería una gestora la encargada de dirigir los designios del sindicato no se rompió hasta pasadas la una de la tarde, justo a la hora en la que según el programa previsto por la organizacion debía empezar la clausura del congreso. Fue entonces cuando el nombre de Concepción Alonso empezó a sonar con fuerza. Ante la ausencia de candidatos, el sindicato se vio obligado a ampliar tres horas, el plazo para presentar las candidaturas. Desde las 9.30, hasta las 12.30. Pero sólo Alonso, embarazada de 37 semanas, se atrevió a dar un paso al frente «por el bien de la organización» y la necesidad de que esta diera una imagen de cohesión en un momento tan trascedental para el sector minero, segun reconocieron algunos dirigentes. La ejecutiva saliente empezó entonces a trabajar en la confección de una candidatura que por primera vez en la historia del sindicato apostaba por una mujer en la primera línea, pero que, al mismo tiempo, daba continuidad al proyecto sindical que durante 36 años lideró Villa. Junto a Alonso, integraban la candidatura, Felipe Orviz, como número dos, y varios de los integrantes de la ejecutiva saliente: Daniel González, actual secretario de Acción Sindical, Aquilino Ronderos, secretario de Administración, Andrés Avelino Gutiérrez Pérez, de Salud Laboral, Jesús Fernández, del Sector de Alimentación, Bebidas y Tabacos y Ramón Suárez, de Formación. Quedaron fuera algunos de los pesados del sindicato como José Antonio Postigo y José Luis Alperi, entre otros.
Alonso se convirtió en una de las figuras más destacadas de las últimas protestas mineras contra los recortes. Participó en la marcha minera a Madrid y tuvo una presencia destacada en las últimas ruedas de prensa del SOMA. Su llegada a la secretaría general hubiera supuesto toda una revolución dentro de un sindicato con una arrolladora mayoría de hombres. Su nombre fue el que más apoyos concitó entre las delegaciones. Sin embargo, eran pocos los dirigentes que al filo de las dos de la tarde daban por seguro que su candidatura iba a salir adelante. «Queda mucho trabajo por hacer», confiaba uno de los pesos pesados del sindicato. En los pasillos de la Casa del Pueblo, el cambio en el ánimo de los dirigentes sí era palpable. En pocos minutos, se había pasado de una sensación casi unánime de desánimo a una especie de euforia contenida, mientras aumentaba el trasiego dentro y fuera de los despachos de la Casa del Pueblo, el emblemático escenario elegido para celebrar el congreso.
A las tres, la organización decidio tomarse un receso para comer. El conclave se retomó pasadas las 16.30 horas, con todavia pocas certezas sobre él exito de una candidatura que seguía cocinandose contra reloj. Las reuniones de las federaciones continuaron hasta cerca de las seis, mientras en los pasillos se empezaban a escuchar las primeras valoraciones de la que en pocas horas podía convertirse en la nueva secretaria general del sindicato. «Buena persona, honesta y con gran capacidad de trabajo. No es de las personas que mira el reloj», confiaba uno de sus compañeros en la ejecutiva.
Los delegados se encerraron por última vez en el salón de plenos de la Casa del Pueblo de mieres pasadas las seis y media de la tarde. La reunión, aunque de manera ininterrumpida, continuó hasta pasadas las 22 horas y lo que de allí salió no fue una nueva ejecutiva sino un equipo de seis personas que hasta septiembre tendrá en sus manos la dirección del sindicato.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.