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El Palacio de Congresos diseñado por Santiago Calatrava en la parcela de Buenavista se inauguró en el año 2011 con la visera finalmente sin movilidad. :: MARIO ROJAS
«En siete años Santiago Calatrava visitó una vez la obra del Palacio de Congresos»
Oviedo

«En siete años Santiago Calatrava visitó una vez la obra del Palacio de Congresos»

El arquitecto de Jovellanos XXI declara que no existía una dirección por parte del arquitecto valenciano

IDOYA REY

Miércoles, 15 de mayo 2013, 04:55

Lo de que Santiago Calatrava había dirigido la obra del Palacio de Congresos de Buenavista por fax, es un asunto que ya salió a relucir en los otros procedimientos judiciales que rodean al vasto edificio. Mucho menos podía obviarse el tema ahora que el arquitecto valenciano ha demandado a Jovellanos XXI por el impago de parte de sus honorarios. En concreto pide cerca de 10 millones de euros, que, según defiende, la empresa asturiana no le llegó a pagar (ya cobró 23). Lejos de amilanarse Jovellanos XXI ha planteado una demanda reconvencional, una especie de contrademanda en la que solicita unos 25 millones de euros por desperfectos en la construcción.

Este nuevo proceso se dirime durante esta semana en el Juzgado de Primera Instancia número 10, presidido por el magistrado Pablo Martínez-Hombre. Tras la declaración de Calatrava y Jacobo Cosmen en la primera sesión, ayer llegó el turno del técnico de obra por parte de la constructora, Carlos García. En su testimonio incidió en que «no había nadie que ejecutase la obra. Del equipo de Calatrava, yo trataba con cuatro personas que hacían visitas semanales. No había un personal fijo a pie de obra y en 2009 directamente dejaron de ir», testificó.

La labor de dirección era responsabilidad de Santiago Calatrava, «que desde que yo entré en el proyecto en 2004 fue una vez a la obra de Buenavista donde dio una rueda de prensa», aseguró. Calatrava defendió que en el proyecto trabajaban unas 30 personas de sus oficinas repartidas por Europa, quienes estaban en continua comunicación con el personal desplazado a Oviedo. «Es la única vez en mi vida que he visto firmar certificaciones de obra por poderes», apuntó el testigo.

No obstante, según García, no había entre ese personal una dirección técnica, un aparejador. La normativa exige que exista una dirección de obra y una técnica. Calatrava defendió que él realizaba la primera delegando en su equipo y que para la segunda había un aparejador, Carlos Fernández. Éste, por el contrario, negó haber asumido la dirección técnica: «A mí no me dio órdenes directas Santiago Calatrava. Estaba allí para revisar el trabajo de las obras y eso es lo que trataba de hacer porque era mucho trabajo. Me ofrecieron firmar la dirección de la obra y me negué. Yo no asumí la dirección técnica en ningún momento», testificó ayer.

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