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A. PALACIO
Sábado, 27 de abril 2013, 04:06
Ocho de los trabajadores de la empresa Ingenierías del Norte (IMSA) que en el mes de noviembre resultaron intoxicados con mercurio durante los trabajos que realizaban en la planta de Asturiana de Zinc (AZSA) en San Juan de Nieva, han rechazado comenzar un tratamiento recetado desde el Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA) hasta que no se modifique su diagnóstico.
Uno de los afectados confirmó ayer que comenzarían el tratamiento el lunes, «pero la receta que nos han facilitado únicamente considera como 'posible' la intoxicación de mercurio, y nosotros sabemos que estamos intoxicados y queremos que eso se modifique antes de comenzar a recibir el tratamiento quelante». En ese sentido, indicó que «así no se reconoce la enfermedad, y en caso de que haya riesgo para alguno, las autoridades no se responsabilizan». Por ello, tienen previsto concentrarse el lunes en el HUCA para dejar constancia de su malestar y pedir ayuda, una vez más, a las autoridades sanitarias responsables. «No es posible que hayan pasado más de cinco meses y continuemos así», recalcó este afectado.
En un principio, son estos ocho trabajadores los que iban a ser sometidos a un nuevo tratamiento «porque nuestros niveles no bajan, y en algunos casos lo que hacen es subir y bajar» fuera de los parámetros considerados como normales para los trabajadores expuestos a mercurio, tanto en sangre como en orina. «Parece que se han dado cuenta, por fin, de que se trata de algo peligroso y de que puede tener efectos para la salud», como dicen los afectados desde el accidente.
El tratamiento es mediante el fármaco conocido como DMPS (2,3 dimercapto, 1 propanesulfonato) y según las indicaciones los pacientes deben seguirlo entre uno y cuatro años, dependiendo del diagnóstico. Así, tienen que tomar tres pastillas al día, una hora antes de comer y cada ocho horas, «y tiene efectos secundarios, pero más leves que los que puede producir el dimercaprol», que ya fue suministrado a algunos trabajadores en la primera fase de la intoxicación. De hecho, otro de los afectados sufrió incluso una reacción alérgica a este fármaco, que a diferencia del nuevo tratamiento se suministra por vía intravenosa, y tiene efectos secundarios mucho más agresivos, según comentó el trabajador tras consultar con los servicios sanitarios.
Los intoxicados han recibido además otro tipo de instrucciones: al tercer día de comenzar el tratamiento deben realizar un análisis de orina para comprobar que es eficiente y está ayudando a eliminar el mercurio de su organismo, y a los cinco días de empezarlo deben de realizar un análisis de sangre para observar si los parámetros han comenzado a descender. Por ese motivo decidieron empezar su tratamiento el lunes, para facilitar el seguimiento médico a los responsables del HUCA que llevan los casos clínicos de los intoxicados. Los afectados que iban a comenzar el tratamiento temen, además, que puedan padecer más efectos secundarios de los que en un principio han considerado, y también han hablado con psiquiatras para interesarse por esta cuestión.
Los trabajadores que iban a ser sometidos al tratamiento ya han puesto el tema en manos de sus abogados, por considerar que «los médicos deben reconocer la intoxicación, a raíz de las distintas analíticas a las que hemos sido sometidos, y no poner 'posible intoxicación por mercurio' como nos han recetado». Según indicó este trabajador, «tienen los informes médicos, y se sabe que hay compañeros con los riñones afectados, que tienen afectada la vista, dolor lumbar y los mismos síntomas desde que se supo de la intoxicación».
En un principio estaba previsto que estos ocho trabajadores fuesen los primeros en recibir el tratamiento, y que poco a poco se suministrase a todos los trabajadores afectados que pudiesen necesitarlo. Otro de los trabajadores intoxicados, que llegó a tener 2.500 microgramos en su organismo, «aún no ha sido sometido a ningún análisis», a pesar de que las pruebas con otros compañeros se realizan de manera periódica, y casi todos han sido sometidos a diversos análisis de sangre y orina, y a otras pruebas médicas. Este trabajador, además, ha alertado a los médicos de dolores en encías y dientes, y ha empezado a notar, según sus compañeros, cómo pierden fijación en su dentadura.
«Seguimos con los niveles muy altos y llevamos un montón de meses siendo sometidos a análisis, por lo que no vamos a aceptar ahora que nos digan que no estamos intoxicados, venga la orden de donde venga», recalcó este trabajador, molesto también con la actitud y seguimiento por parte de la dirección general de Salud Pública y su responsable, Julio Bruno. Los trabajadores debían mantener un encuentro con Bruno a principios de mes, pero tras varias negativas, según su versión, decidieron posponer el encuentro. Bruno confirmó, posteriormente, que el Principado realizaría un estudio poblacional para determinar cuáles son los niveles considerados 'normales' en la población asturiana, para contrastar datos, tal y como había publicado LA VOZ DE AVILÉS días antes del anuncio.
Por otro lado, varios trabajadores se habían sometido a un estudio preliminar a cargo de los catedráticos de Química Analítica Agustín Costa y José Ignacio García, del departamento de Química, Física y Analítica de la Universidad de Oviedo, que determinó que la intoxicación por mercurio que sufrieron los trabajadores de IMSA fue medioambiental y se produjo entre los meses de noviembre y diciembre, teniendo en cuenta que las muestras de cabello que se utilizaron para el informe se tomaron de los trabajadores en el mes de febrero. El estudio sigue adelante y ahora lo que buscan los dos expertos son las conclusiones generales del mismo.
La gran mayoría de los trabajadores de IMSA que sufrieron la intoxicación por mercurio continúa de baja, aunque algunos empleados ya han recibido el alta médica, y los niveles de mercurio en sangre y orina no son los mismos en todos los afectados. Al respecto, cabe recordar que nueve de ellos estuvieron ingresados en el Hospital San Agustín y también en el HUCA, durante varios días, porque los parámetros del metal se habían 'disparado' en su organismo.
«Deficiencias de seguridad»
Varios meses después del accidente, un informe del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales determinó «deficiencias en materia de seguridad y salud laboral» en Asturiana de Zinc (AZSA), lo que supuso la intoxicación por mercurio de los trabajadores de Ingeniería de Montajes Norte. El documento, que le fue entregado a los trabajadores afectados, indicaba que la causa básica de la intoxicación con mercurio se debió a «no haber previsto la elevada cantidad del metal presente en los intercambiadores», algo que pudo condicionar «la valoración adecuada del riesgo».
El documento argumentaba que «existían concentraciones notablemente altas de mercurio, habida cuenta la entidad de los valores biológicos de dicho metal encontrados en los trabajadores accidentados». El análisis aseguraba que era «evidente» que la elevada cantidad de contaminante existía «de forma indubitada», aunque el informe básico de obra que facilitó AZSA a la empresa en el momento de realizar la parada sólo reflejaba «de forma somera la posible presencia de metales pesados, sin más especificación, y que IMSA tampoco preveía ninguna medida al respecto».
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