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CHELO TUYA ctuya@elcomercio.es
Domingo, 21 de abril 2013, 11:13
Los ayuntamientos asturianos están desbordados. Algunos, al borde del colapso económico. La crisis y los retrasos, de hasta 20 meses, que suma el pago del salario social -la prestación a la que tienen derecho los asturianos que no alcancen los 530 euros de ingreso mensual y que financia la Consejería de Bienestar Social y Vivienda- han alcanzado de lleno la línea de flotación de las cuentas municipales.
El gran aumento de la demanda de ayuda de las familias en riesgo de pobreza, o, directamente, que ya viven bajo el umbral de ese techo económico que los expertos fijan en 300 euros al mes, ha hecho saltar por los aires sus previsiones. Tanto que el año pasado la mayoría de los consistorios asturianos tuvieron que modificar al alza la partida que destinan a casos de extrema urgencia o necesidad: la de ayudas de emergencia.
Se trata de una reserva municipal dedicada, hasta antes de la crisis económica, a atender las emergencias, es decir, la petición puntual y que no admite demora de quien no puede pagar el alquiler, la electricidad o cualquier factura imprevista. Una reserva que, hasta hace dos años, era prácticamente testimonial. El Ayuntamiento de Gijón, el concejo más poblado de la región, reservaba en 2008 poco más de 400.000 euros para ese cajón de sastre social. Sin embargo, en 2013 la partida de ayudas de emergencia supera, por vez primera, el millón de euros. Tiene consignados 1.058.000 euros, una cifra por encima de la suma de las consignadas por los consistorios de Oviedo y Avilés.
Y no porque Oviedo o Avilés destinen poco. Todo lo contrario. El Ayuntamiento de la capital ha incrementado su reserva un 25% en un año, hasta llegar a su techo histórico, los 672.877 euros previstos para 2013. Más evidente es el crecimiento que la demanda ha tenido en la villa del Adelantado: en 2013 destina un 140% más a ayudas a la emergencia que el año pasado. Un ejercicio el de 2012 en el que la crisis ya le hizo saltar por los aires esa hucha. De los 150.000 euros presupuestados inicialmente, el Ayuntamiento de Avilés acabó pagando 270.000.
Mieres y Langreo, en el aire
Una curva en ascenso que no sólo afecta a los municipios más poblados: Lena ha duplicado su partida -pasó de 30.000 a 60.000 euros-, Siero la ha elevado un 32% -hasta llegar a los 26.500 de este año- mientras que Langreo y Mieres se debaten en qué hacer con sus números, convertidos en rojos entre, otras causas, por las ayudas a la emergencia: el año ambos concejos superaron los 100.000 euros en urgencias.
Porque las peticiones de ayuda para pagar la renta, la electricidad o una factura han dejado de ser puntuales para convertirse en una constante. Una demanda al alza que incluye, además, peticiones económicas para poder pagar los alimentos de la familia y, en algunos casos, hasta el entierro.
La concejala de Bienestar de Avilés, Yolanda Alonso, lo resume, «estamos desbordados. Muchas familias deben subsistir con menos de cien euros al mes y, claro, eso no es posible. Nosotros intentamos ayudar, pero en 2012 atendimos ya a 365 familias».
6.317 asturianos sin ingresos
Casi tantas como tiene Gijón cobrando lo que la concejala de Bienestar Social, Eva Illán, ha llamado «el salario social paralelo». Son 385 familias que perciben una media de 682 euros al mes, mientras esperan que el Principado les conceda el salario social. Una espera que, tal y como adelantó EL COMERCIO, afecta ya a 6.317 asturianos, que se sumarían a los 8.632 que ya la cobran. En total, casi 15.000 asturianos pendientes de una nómina que beneficiaría a más de 37.000.
Ese colapso es el que ha llevado a los ayuntamientos «ha muchas familias en situación de desempleo», explica Yolanda Alonso, lo que hace que «los ayuntamientos cubramos al Principado con nuestros propios recursos, mientras la necesidad aumenta», explicó Illán. Ella, junto a otras siete concejalas de ayuntamientos dirigidos por Foro y PP han presentado una queja conjunta ante el Gobierno regional, al entender, según la concejala ovetense Belén Fernández, que «la Consejería de Bienestar practica la política más antisocial de la historia».
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